REAL MADRID: Iker Casillas; Sergio Ramos, Cannavaro, Metzelder, Marcelo; Gago; Higuaín (Robinho, m.68), Guti (Drenthe, m.77), Sneijder; Raúl (Robben, m.84) y Van Nistelrooy.

WERDER BREMEN: Wiese; Pasanen, Mertesacker, Naldo, Tosic; Baumann, Vranjes, Jensen; Diego; Sanogo y Rosenberg (Hugo Almeida, m.68).

GOLES: 1-0, m.16: Raúl. 1-1, m.17: Samoa. 2-1, m.74: Van Nistelrooy.

ARBITRO: Howard Webb (ING). Amonestó a Vranjes (m.72) por el Werder Bremen.

INCIDENCIAS: Encuentro de a la primera jornada del Grupo C de Liga de Campeones.

Raúl González y Ruud Van Nistelrooy, la pareja goleadora más letal de Europa con 57 y 54 tantos, condujeron al Real Madrid a un estreno con triunfo en el día que cumplió 300 encuentros en Copa de Europa, ante un Werder Bremen fiel a su estilo, que pagó cara su ambición.

Bernd Schuster iniciaba el camino hacia su sueño de obtener una Liga de Campeones, estrenándose en Europa ante un Werder Bremen al que conoce a la perfección. Su apuesta por el toque se midió al fútbol directo que presentó el conjunto germano. Un bonito duelo.

El Real Madrid comenzó desenchufado. Incómodo. Sin intensidad. Aún presentes en el coliseo madridista los ecos del triunfo sin brillo ante el Almería, le faltó ritmo de inicio. Lo encontró cuando Gago comprendió el fútbol de primera por el que apuesta su técnico. Tiene los mejores socios al lado, Guti y Sneijder. Cuando entraron en acción se desató el fútbol local.

Los recuerdos del pasado con un juego a la contra de Capello, dando el mando a cualquier rival, y una estadística de los tres últimos años comenzando perdiendo en Europa, se agolparon en el Bernabéu cuando el Werder comenzó mandando y frenando las armas madridistas.

El engranaje español no conectaba y el Real Madrid se perdía en balones largos. El coraje de Raúl y la movilidad de Higuaín lo despertaron de su letargo. Sólo un disparo lejano y blando de Sneijder había servido como carta de presentación a la portería de Tim Wiese, que quedó perplejo ante la efectividad rival cuando Raúl hizo gol en la primera acción de mérito.

Un pase medido de Van Nistelrooy lo respondió el capitán con un testarazo a la red, que engrandece su figura en Europa como máximo goleador de Liga de Campeones con 57 tantos.

Poco duró la alegría del gol. Un minuto después Thomas Schaff encontró el premio de su apuesta con el empate de Sanogo. Apostó por el marfileño en la delantera, junto a la velocidad de Rosenberg, en detrimento de Almeida, para buscar las cosquillas a Metzelder. En el gol, le robaron la cartera por anticipación y Casillas reaccionó tarde.

El empate desató los mejores momentos de juego del Real Madrid. Debutaba Marcelo en la banda izquierda. Llegó con el cartel de heredero de Roberto Carlos antes de pasar al olvido por su falta de aclimatación al fútbol español. Hoy aportó descaro y desborde en un buen estreno. Sus incorporaciones comenzaron a descolocar el orden defensivo germano.

LLEGA EL PELIGRO Higuaín decidió abandonar la cal de la banda derecha para brillar en la zona del medio punta y en diez minutos se agolparon las ocasiones. Van Nistelrooy, lento en dos intentos, uno tras un pase de los que solo inventa Guti, y otra Higuaín, perdonaron. En el área rival Casillas se desquitaba con una brillante intervención a disparo de Jensen.

La segunda parte comenzó al ritmo de Diego. El brasileño es del gusto de Schuster y demostró el porqué. El Bremen llegó cojo a Madrid. Seis bajas, entre ellas el pulmón del equipo, Frings, y Metersaker recuperado a última hora, pero la magia de Diego sirvió para dar la cara y desatar los nervios en el Bernabéu con el paso de los minutos. Salvando las distancias, muestra gestos ´maradonianos´.

El empate desató una fase sin control, con llegadas con claridad a las dos áreas. El Real Madrid aceptó con valentía el intercambio de golpes con el Bremen y lo tiró a la lona. Guti conectó con su gran socio, Raúl, que cedió el mano a mano a Van Nistelrooy para engañar en su definición a Weise y quitarse la espina.

El debut de Robben incrementaba el clima de euforia, Drenthe y Sneijder perdonaban la sentencia y el partido se despidió con angustia en una clara ocasión desperdiciada por Almeida.