Por enésima vez, disculpadme. No termino de acostumbrarme a esto de hacer la columna de un día para otro… y, claro, no es que se me haya olvidado que hoy es el Día de la Madre (perdón, ayer para los lectores… jeje). Es que no me salía felicitar a mi madre virtualmente en una columna y dedicarle unas palabras sin haberlo hecho antes en una videollamada con su nieta favorita. Y es que Celia es especial. Bueno, la verdad es que no tiene otra de momento, así que por eso Celia mantiene ese privilegio, jeje.

Ahora que soy padre sigo sin saber realmente lo que es ser madre, más que nada porque está reservado solo para unas cuantas elegidas. Me da que no lo sabré nunca… aunque sí que me puedo hacer una idea. Creo que para ser madre primero debes cumplir una serie de requisitos mínimos que te puedan ayudar el día de mañana para cuando decidas dar el paso de formar una familia. El primero de ellos es tener un amor incondicional por tus hijos. ¿Qué sería de nosotros sin nuestras madres?

Hay una frase que se suele decir que no me gusta mucho, pero seguro que la conocéis: «detrás de un gran hombre siempre hay una mujer». Si me permitís modificarla un poco, a mí me gusta más esta: «al lado de un gran hombre, siempre hay una gran mujer». Desgraciadamente todavía la sociedad no está muy acostumbrada a valorar lo suficiente a las mujeres, su capacidad de esfuerzo, de sacrificio, su entereza y sus valores para sacar adelante (en muchas ocasiones) cien millones de cosas: el trabajo, los niños, la casa… Si me pongo, no paro.

Mi madre es una campeona, la mejor que un hijo puede tener, supongo que eso pensará cada uno de la suya, ¿no? Han hecho un trabajo increíble con todos nosotros. Mi maaaama siempre ha estado pendiente de nosotros, de sus pollicos, para que estuvieran cerca con su gallinica. No ha debido ser nada fácil ser nuestra madre. Tuvo que ser muy valiente para que dejar marchar a su hijo mayor con tan solo 14 años para vivir su sueño. Nunca nos ha puesto ningún impedimento a nada, por mucho miedo que le diera. Quería que aprendiéramos a través de nuestras propias experiencias y, si por lo que sea, nosotros también teníamos alguna duda o simplemente necesitábamos un pequeño empujoncito, ella siempre estaba ahí para darnos el mejor de sus consejos.

Os voy a contar una anécdota, aunque seguro que me va a matar cuando la lea… Yo tendría 10 años o así. Era la feria de Almería y fuimos a un concierto de Alejandro Sanz después de haber estado todo el día fuera. De repente, ella se mareó del agobio que había con tanta gente y se cayó al suelo. Yo estaba muy asustado y no paraba de llorar sin saber qué le pasaba a mi madre… En cuanto espabiló un poco, me dijo que no había pasado nada. No se me borrará nunca de la cabeza.

Hoy en día los pollicos han echado a volar solos, pero la gallinica nos escribe un correíto mañanero a modo de diario donde comparte sus inquietudes, reflexiones o anécdotas, tratando de mantenernos siempre unidos. Lo consigue con creces.

Mamá, gracias por tanto. Te quiero mucho.

#YoMeQuedaEnCasa afrontando los, esperemos, últimos coletazos del confinamiento.