En una inmensa gasolinera de Valencia, firmando el carnet de peregrino en un evento promocional de Shell --la petrolera comparte logotipo (la concha de una vieira) con la ruta jacobea-- con una fotografía de la catedral de Santiago al fondo, Fernando Alonso estableció un límite para las ilusiones de Ferarri y confirmó que el trayecto de Sebastian Vettel hacia la segunda corona mundial está muy cerca de llegar a su fin.

"También parece que el camino al título de este año, como el de Santiago, está bien marcado. A Vettel le ha salido todo muy bien y ha tomado una gran distancia", explicó con resignación. El objetivo de los rivales ya no es luchar por la corona, simplemente evitar que sea un paseo militar. "A ver si entre todos, entre McLaren y Ferrari, se lo podemos poner un poco más difícil". Hace tiempo que las posibilidades de Alonso se redujeron a las matemáticas: "Es más fácil que yo haga este año el Camino de Santiago, a que pueda hacer la remontada en el Mundial".

El título "está lejos, está difícil, mientras que el Camino... Ya he hablado para hacerlo con mis amigos en bicicleta entre Oviedo y Santiago este verano o cuando acabe la temporada". Ni siquiera el cambio en el reglamento sobre la gestión electrónica del motor que la FIA ha impuesto para intentar frenar a los Red Bull hará demasiado efecto, según Alonso. "Todos los equipos lo utilizan, así que todos perderán unas décimas. Creo que los Red Bull seguirán siendo los coches más rápidos", explica el asturiano.

REALISMO "Pensar en la victoria en Valencia sería muy osado. No podemos llegar a cada carrera y vender que vamos a ganar. En siete carreras no lo hemos hecho y los Red Bull nos han sacado un segundo por vuelta de media. Hay que poner los pies en el suelo, saber que nuestros rivales son más fuertes en este momento. El podio es un objetivo mucho más realista. En estas condiciones es prácticamente imposible pensar en ganar". Pero, eso sí, Alonso aseguró que va a seguir corriendo como si fuese el primer gran premio.