Circula por el paddock de Mónaco un dosier de varios folios que Ferrari ha repartido entre los jefes de equipo donde se detalla cómo sería un campeonato paralelo para seguir con el actual espíritu de la F-1 al margen de la FIA de Max Mosley y de la FOM de Bernie Ecclestone. Calendario, circuitos, reglamento, reparto de beneficios... El asunto parece grave. Es otro cabo más de una enmarañada madeja, que como casi todos los conflictos, tiene un origen: el dinero.

La falta de acuerdo entre las escuderías ha sido el pilar sobre el que Ecclestone ha sacado tajada económica desde que, a finales de los 70, compró los derechos de televisión y se hizo con la organización de la F-1. Tensiones ha habido en todo este tiempo. Puede que los aficionados con buena memoria recuerden la imagen de los efectivos de la Guardia Civil echando del paddock del Jarama al equipo Ferrari en el GP de España del 81. Mientras los jefes se despellejaban a cuenta de las lagunas del reglamento, los pilotos organizaron un partido de fútbol con neumáticos por porterías.

Ferrari, desenmascarada

Puede que no fuera una imagen muy glamurosa, pero retrata perfectamente la trastienda de la F-1, un oscuro sótano de los horrores, cuya basura asciende, de vez en cuando, a la planta noble. La última vez ocurrió en el 2005, cuando McLaren lideró una propuesta para realizar un campeonato paralelo, el GPWC (Gran Prix World Championship) fuera de los caprichos reglamentarios de la FIA y de la tiranía económica de la FOM.

Y aquel conflicto se solventó empujando la puerta del sótano contra la basura: Ferrari disolvió la revuelta al alinearse con la FIA, firmó el Pacto de la Concordia y, a cambio, se llevó tres veces más dinero que ningún otro equipo. No debe olvidarse la frase con la que Ecclestone cerró la boca de Luca Cordero de Montezemolo, presidente de Ferrari, cuando hace algunas semanas empezó a protestar: "Ferrari cobran 80 millones de dólares más que cualquier otro equipo, no deberían de olvidar que compramos su lealtad".

En principio, el Pacto de la Concordia estableció las reglas de juego para el periodo 2005-2009 con una prórroga hasta 2011, por el que la FOM de Ecclestone se comprometía a repartir el 47% de ingresos por TV entre las escuderías. Pero solo Ferrari firmó aquel acuerdo a cambio de una tajada económica. "Ha sido un acto de responsabilidad para mantener la continuidad de este deporte", dijo Montezemolo. Por eso solo Ferrari tiene (o tuvo) en el Consejo de la FIA derecho a veto sobre el nuevo reglamento que no ejerció.

Así que como el resto no firmó el pacto, Ecclestone no está obligado a pagarles nada de la TV.