Fiel a su estilo de juego, de golpeador nato, borrando de una vez por todas el manido cliché de especialista en tierra batida, el español Juan Carlos Ferrero se hizo con su primer título de un Masters Series en pista cubierta al aniquilar en la final de Madrid al chileno Nicolás Massú.

Con un concluyente marcador de 6-3, 6-4 y 6-3 en dos horas y media, muy parecido al que el suizo Roger Federer endosó el pasado domingo a Carlos Moyá en la final de Viena, Ferrero se hizo acreedor al título que recibió de manos del Príncipe de Asturias, y que dedicó esta vez, en vez de a su madre Rosario, fallecida, a su padre, Eduardo.

El valenciano acumula así cuatro esta temporada (Roland Garros, Montecarlo y Valencia) para sumar 14 en su carrera y liderar a partir de hoy las dos clasificaciones mundiales, la Lista de Entradas y la Carrera de Campeones, con pequeña holgura.

NUMERO UNO

Sólo quedan tres semanas de competición en el calendario ATP y cinco torneos en juego. Y la lucha por acabar el número uno del mundo se ha desatado desde que la sesión de pista cubierta comenzó recientemente. Ferrero, Roddick y Federer, persiguen esa meta pero es el español el que más posibilidades tiene porque a partir de ahora dependerá sólo de sus resultados.

Ferrero sabía de la importancia de actuar con solvencia en Madrid, y por eso defendió las dos bolas de partido que tuvo en contra del surafricano Wayne Ferreira en la segunda ronda, como si le fuera la vida en ello. Cuatro días después, tras ganar enteros en su juego, ha confirmado que la constancia tiene su fruto. Contra Massú lo tuvo más fácil de lo que él mismo esperaba. El de Viña del Mar intentó contrarrestar la mayor gama de golpes del español a base de hacer kilómetros, pero fue inútil.