El tenis español luce en Londres, con Juan Carlos Ferrero y Feliciano López incrustados entre los 16 últimos de este Grand Slam y con ambiciones de sobra para proseguir su aventura en las praderas inglesas.

Son los únicos que han logrado unir sus nombres en Wimbledon, donde se ha necesitado casi 40 años para que dos españoles llegaran a la vez a los octavos (Manuel Santana y José Luis Arilla en 1963 y 1964). Ferrero ha entrado en esta última parte del torneo por primera vez. Pero su ambición por conquistar el puesto de número uno es tan grande que ni el cansancio acumulado, ni la falta de preparación parecen haber mermado la calidad que demostró hace ahora tres semanas en París.

Tras dejar en la cuneta a los franceses Jean Rene Lisnard y Nicolas Escudé, y luego al armenio Sargis Sargsian, ya ha mejorado su actuación del año pasado. Lleva diez victorias consecutivas y cada vez más su juego en la hierba se va adaptando a sus golpes precisos desde el fondo.

Cuenta también con una gran ventaja, la superficie inglesa ha cambiado en los últimos años, es una hierba algo más tupida y por eso más lenta. Y Ferrero sabe sacar partido de esa ventaja, tal y como le sucedió al argentino Nalbandian el pasado año.

No pierde además el ojo sobre lo que haga Andre Agassi. Sabe que un pinchazo del de Las Vegas le colocaría en disposición de arrebatarle el puesto de número uno del mundo. Pero tampoco tiene prisa. "El año es muy largo y en cualquier momento se que si sigo así de regular tendré mi ocasión", dijo.

De momento se va acercando a una de las hazañas más difíciles de conseguir en el circuito: ganar Roland Garros y Wimbledon la misma temporada, un éxito colosal que solo el mítico Bjorn Borg logró, y no solo una, sino tres veces, y además consecutivas.

COMPLICADO GROSJEAN

Ahora le sale al paso el francés Sebastien Grosjean, de juego rápido, veloz carrera y una gran derecha para estas pistas. Ferrero le ha vencido en las dos ocasiones en las que se han enfrentado ambas en tierra, Montecarlo 2002 y Gstaad 2001, pero no se confía.

Para Feliciano López figurar en octavos no es nada nuevo. Ya lo hizo el pasado año donde se dio cuenta que su juego de saque-red y su condición de zurdo hace mucho daño aquí. Ha ganado tres partidos, al estadounidense Robert Kendrick, al ruso Mijail Yuznhy y al brasileño Flavio Saretta y no ha cedido un solo set.

Cuenta Feliciano con una gran virtud. Puede jugar mal, pero su servicio y el resto, que ha mejorado mucho con su entrenador Francis Roig, le sacan de apuros. Lleva ya 50 aces, pero es que solo ha perdido una vez su saque.

Ahora se mide por primera vez con el suizo Roger Federer, quizás con el americano Andy Roddick el que mejor se adapta a la hierba aquí este año.

Tras la sorpresiva salida del defensor del título, el australiano Lleyton Hewitt ante el croata Ivo Karlovic, el hombre más alto que ha jugado nunca en Wimbledon (2,08 metros), el cuadro solo conserva a diez de sus 36 cabezas de serie, pero entre ellos se encuentra siete de los diez mejores.

A falta de un favorito como Pete Sampras, la segunda semana puede deparar sorpresas. Agassi tiene un duelo a muerte contra el australiano Mark Phillippousis, que conectó 33 saques directos contra el checo Radek Stepanek.