Juan Carlos Ferrero apartó a los fantasmas que empezaron a asomar tras el arranque de la última jornada, después de la derrota del partido de dobles, y ofreció lo mejor de su tenis para asegurar la clasificación de España para las semifinales de la Copa Davis, a pesar del empeño del conjunto holandés en tornar en dramático el enfrentamiento.

El equipo español, ganador por un global de 4-1, espera ahora a Francia, que derrotó a Suiza por 3-2, en puertas de una nueva final de una competición ansiada por rememorar los logros del año 2000 en Barcelona y de borrar la decepción del año pasado en Australia.

El tenista de Onteniente estuvo contra las cuerdas. Pero en ese momento se encontró con su mejor tenis. Evitó la euforia de Martin Verkerk, el gigantón de cara odiosa empeñado en despertar la ira del público que pobló la Plaza de Toros balear.

Y es que el día amaneció amenazante para los intereses hispano. Los deberes por hacer en el partido de dobles y un cielo que volvía a advertir agua. Ferrero impidió que el gris se convirtiera en negro.

Rafael Nadal y Tommy Robredo dejaron la faena por terminar y no pudieron culminarla con su primer triunfo como pareja en la Copa Davis. El duelo contra Verkerk y John Van Lottum se reanudó con ventaja hispana por 2-1 (6-3, 6-2 y 2-6). Pero no tuvo historia. Porque el dúo centroeuropeo tampoco dio opción y se anotó su primer punto por la vía rápida después de completar el partido con un doble 6-2.

LA CLAVE Verkerk descansó durante aproximadamente una hora antes de emprender la pelea por el cuarto punto. Contra Ferrero. El valenciano ganó el primer set (6-4) pero las ansias de revancha del último Roland Garros espolearon al de Holanda. El número uno naranja despertó. Se anotó en el tie break (7-5) la segunda manga y tomó impulso para el tercero sostenido en el gran juego que desplegó en el Grand Slam de París.

Ferrero pareció perdido y los temores empezaron a aflorar. Verkerk se anotó el tercero (6-4) ante el valenciano, ido del partido. Hasta que la luz de alarma se encendió. El número uno español tiró de su fortaleza mental, del talento y de su gran tenis, el que le llevó a la cima de la clasificación mundial y desarboló la euforia de su adversario, que terminó por ceder la cuarta manga (6-4) y, desfondado, entregar sus armas en el quinto (6-1).

Moyá saltó a la pista después para completar la eliminatoria con un partido sin trascendencia. El mallorquín ganó a Sjeng Schalken, que sumó encuentros de Copa Davis en el cierre de la eliminatoria ante España.

Carente de motivación, el tenista sacrificado por el entrenador Tjerk Bogstra para los momentos claves, cayó a manos del tenista local (6-3 y 6-4.) que completó el episodio para España a la espera de Francia.

OPTIMISMO "Estamos ante otra gran oportunidad, como en el 2000, porque podemos jugar las semifinales y la final en casa y sobre tierra. Y en esas condiciones somos favoritos ante cualquier rival", decía Jordi Arrese. No ocultaba su orgullo por una victoria "trabajada y muy dura", pero que, como al resto de sus compañeros del grupo de tres capitanes (G-3), le permite ser muy optimista de cara al futuro. "El equipo puede ganar la Copa Davis otra vez y con unos jugadores que van a marcar la mejor época del tenis español".

Ferrero, Moyá, Robredo y Nadal opinaban como su capitán. "Francia es un rival difícil, pero jugamos en casa y creo que podemos llegar otra vez a la final", decía Moyá, después de reconocer que había sufrido bastante hasta que Ferrero ganó su partido. "Empezamos con 2-0 de ventaja y poco a poco se iba complicando todo. Primero, por perder el doble, y después viendo que Verkerk se adelantaba dos sets a uno. Reconozco que he pasado algunos nervios en el vestuario. Estaba en tensión porque Juan Carlos lo intentaba todo y no había manera, pero sabía que al final lo arreglaría todo", bromeaba Moyá ante la mirada de Ferrero, que admitía haber pasado la "prueba del algodón" en su regreso a las pistas.