El presidente de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), el británico Max Mosley, en una entrevista al Daily Telegraph declara su preocupación por el hecho de que, según su punto de vista, el Gran Premio de Australia, primero del mundial de Fórmula uno, lo decidirán finalmente los comisarios.

"Terminará con una decisión de los comisarios, los que se vean perjudicados recurrirán y todo terminará en la Corte de Apelación", comenta Mosley sobre los difusores traseros utilizados por algunos equipos, principalmente Brawn GP, Toyota y Williams, que se han aprovechado de una laguna en el reglamento vigente.

Según manifiesta Mosley en la entrevista periodística, "será difícil juzgar, se puede decir que son legales y se puede decir que no. Si hubiésemos tenido tiempo se podía haber sometido la cuestión a la Corte de Apelación de la FIA antes del Gran Premio de Australia".

INCORRECCION "He pensado que hacerlo esta semana no era el momento, no hubiera sido correcto. Si todos los equipos hubiesen pensado que el dispositivo es ilegal, no deberían haberlo usado en las pruebas de Barcelona", añade Mosley en sus manifiestaciones públicas.

El dirigente señala que los equipos están divididos por este asunto entre los que manifiestan haber respetado el reglamento y los que se sienten penalizados por la irregularidad de sus rivales: "comprendo a ambas partes, de verdad, alguno deberá ocuparse de esta cuestión y afortunadamente no soy yo".

Sobre la decisión de proclamar campeón del mundo al piloto que ganara más carreras, rectificada el pasado viernes por la FIA, ha señalado que "Ecclestone me había dicho que había hablado con todos los equipos y todos estaban conformes y eso me ha inducido a pensar que todos estaban de acuerdo y el Consejo Mundial tenía la impresión de que todos eran favorables".