El Barcelona ha cerrado la temporada como la arrancó, ganando un título (la Copa del Rey) que le sirve para presentarse a la recogida de notas con cuatro trofeos (además de la Liga, Supercopa de Europa y Mundial de Clubs), pero sobre todo con el doblete que tanto anhelaba (Liga y Copa). Anoche lo festejó por todo lo alto en un Camp Nou repleto que no se cansa de celebrar títulos.

La excelencia barcelonista consigue dar continuidad a la temporada anterior, en la que el equipo con el que se estrenaba Luis Enrique obtuvo un triplete (Liga, Copa y Champions ), igualando en el número de éxitos el arranque que en su día firmó Guardiola en el 2009.

Esta vez el Barcelona se había marcado un hito aún no logrado por ningún equipo, como era repetir en la Liga de Campeones, pero fue apeado en cuartos de final por el Atlético, aspirante al título junto al Madrid en la final del sábado en Milán.

A pesar de no haber logrado lo que aún ningún equipo ha hecho en la Liga de Campeones, el Barça recoge un botín de elevado valor y cuantía, especialmente porque en él se encuentra uno de los más valiosos, como es la Liga, el torneo de la regularidad.

Después de finalizar el curso 2015 como uno de los mejores de la historia, y aún en medio de la sanción que le impuso la FIFA (los dos contratados --Arda y Vidal-- no pudieron debutar hasta el enero del 2016), el Barcelona debió acudir con lo puesto a dos torneos oficiales, como fueron la Supercopa de Europa y de España.

En el primero, salvó en la prórroga el título contra el Sevilla (5-4), pero la falta de rodaje y el cansancio fueron suficiente motivo para ver un Barça poco competitivo frente al Athletic en el segundo. En la Liga, un 1-2 en la tercera jornada en el campo del Atlético ya le situó en el liderato. Y aunque lo soltó poco después, volvió a recuperarlo para no bajarse de ahí. El domingo, en el Calderón, puso el broche de oro con el título de Copa.