Ya no hay remedio. El Cáceres ha perdido la categoría. El encuentro de hoy ante el Joventut (18.00 horas, pabellón Olímpico) adquiere caracteres de puro trámite porque el triunfo de ayer del Fórum Valladolid ante el Ricoh Manresa elimina cualquier atisbo de esperanza, ya de por sí mínimo: poco después de las ocho y media de la tarde, cuando los pucelanos resolvieron su compromiso de Pisuerga (78-71), se había acabado un sueño que se había prolongado durante casi once años.

Ayer se cumplía el día 4.007 en la élite del baloncesto español. Lejos --y cerca para muchos-- queda el 10 de mayo del 92, en el que, contra todo pronóstico, el Cáceres lograba la gesta del ascenso a la ACB con un equipo liderado por Martín Fariñas y presidido por José María Bermejo, actual mandatario verdinegro. Desde entonces, alegrías y sobresaltos se han intercalado hasta la llegada de una temporada nefasta que ha terminado con el club en unos puestos de descenso que no podría remontar en los tres encuentros que restan para la finalización de la liga regular.

PUEDE DESAPARECER

El escenario que se plantea ahora dista mucho de circunscribirse únicamente a un descenso deportivo. La sociedad está inmersa ahora en una ampliación de capital que definirá, diez días después de terminarse la competición, a finales de este mes, si el Cáceres desaparece definitivamente, sin opción para entrar en competición nacional alguna. De momento, el mazazo de ayer ha puesto aún más incógnitas sobre la mesa, ya de por sí atestada de dudas sobre unas perspectivas especialmente negativas para el club verdinegro.

El descenso, en cualquier caso, ya se barruntaba desde hace varios meses, después de una temporada con todo tipo de problemas, con salida de jugadores por distintos motivos (Bobby Martin, Deon Thomas y Vlado Petrovic), especialmente por el económico. Los profesionales han notado la inestabiliadad, la grada no ha respondido como se esperaba y el consejo de administración no ha resuelto el problema endémico de los últimos cuatro años: la ausencia de un patrocinador.

El encuentro ante el Joventut pierde, así, interés para el aficionado en un año histórico por lo negativo.