El Villanovense ofreció ayer la tradicional ofrenda floral a Nuestra Señora de la Asunción, un acto cargado de simbolismo para los serones y que en los últimos años parece que ha sido efectivo porque por momentos han tenido un toque divino, casi milagroso por momentos.

La ofrenda aparece como uno de los últimos actos de pretemporada, que ya se da por finalizada. Desde el lunes solo se piensa ya en modo liga: el domingo es el primer duelo de la temporada y además con un derbi ante el Badajoz, que hace la cita más interesante.

«Los derbis siempre son bonitos y especiales para nosotros así que intentaremos salir a por todas y llevarnos los tres puntos, respetando, como siempre, a todos los rivales y en especial a un rival extremeño», asegura José María Tapia, que este año volverá a ser uno de los capitanes. Apuesta por un derbi dentro del campo y por la hermandad fuera del terreno, haciendo estas declaraciones en la puerta de una iglesia, no se podía esperar menos, «tenemos que estar hermanados y que la rivalidad se vea sólo en el campo».

El lateral izquierdo del Villanovense deberá recuperarse por completo de una pequeña intervención en verano para ganarse un puesto en el once de Roca. Afirma que ya tienen ganas de empezar con la liga y cree que este año la plantilla es muy completa. «Son chavales que vienen con ganas de hacer las cosas bien, de disfrutar, de hacer disfrutar a la gente también y de hacer un año bonito siempre sabiendo que nuestro objetivo son los 45 puntos».

Tapia revela que el estilo que quiere implantar José Manuel Roca será vistoso y confía en que acabe gustando al espectador. «Va a ser un equipo vistoso para el espectador. Al míster le gusta tratar bien el balón, que salgamos con la pelota jugada y le gusta que la gente tenga personalidad y fantasía, eso de cara al espectador va a ser muy bonito».

Reconoce que, a pesar de llevar ya un mes trabajando y de que llegan muy bien al domingo, aún quedan aspectos que mejorar, cree que siempre hay que esperar hacer las cosas mejor y ser ambiciosos: «Estamos en un buen punto, hemos trabajado duro, pero siempre nos queda un poco más, siempre hay que mejorar porque nunca nos podemos conformar».

A pesar de sus 27 años, es de los veteranos de la plantilla, afronta su séptima temporada defendiendo el verde de la zamarra del equipo de ciudad. Espera, como en años anteriores, ser pieza clave en los éxitos de su equipo y sumar. «Siempre es un placer el ser uno de los capitanes y aportar tu granito de arena para los chicos que vienen nuevos y hay que intentar que se sientan como en casa».

Los serones, plantilla, cuerpo técnico y parte de la directiva cumplieron con la tradicional ofrenda en la iglesia de la patrona de la ciudad. Ahora sólo les queda volver a encontrar inspiración divina para la liga y la Copa. La primera cita el domingo, no en misa de 12, sino en el Municipal Villanovense.