En otros tiempos, Luis Aragonés era reconocido como el hombre que más y mejor defendía a sus jugadores. Todos te hablaban del motín del Hesperia, cuando Luis entrenaba al Barça, como el paradigma de entrenador comprometido con su plantilla, que anteponía los intereses del grupo a los del club. "De Luis hablan bien titulares y suplentes, porque siempre va de frente", se decía.

Han pasado 30 años de aquel episodio y mucho ha cambiado el hombre que dirige los destinos de la selección en su relación con los jugadores. Ahora Luis va de frente, sí, pero también por la espalda. Te recuerda siempre que él fue futbolista y mienta los códigos que él mismo vulnera. Son muchos los jugadores que no creen en él. Pregunten a Raúl, Joaquín, Vicente... Esta semana hemos vivido un episodio que ha destapado la nueva versión de Luis.

Es cierto que Fernando Torres hizo un gesto feo cuando fue sustituido ante Rusia. Ya podía haber hecho el cambio en el descanso. Sin embargo, Torres estuvo pulcro en sus declaraciones. Reconoció el calentón, pero también la jerarquía del técnico y su error. El Niño, que no es ningún niñato, y que ha dado un salto de calidad impresionante en Inglaterra, no entiende ser siempre el primer sustituido.

Al día siguiente, en la charla con los jugadores, pidió humildad tras el 4-1, avisó al Niño de que no le iba a pasar otra, que no quería un ambiente enrarecido entre titulares y suplentes como el del Mundial. Al rato, se plantó ante la prensa y, rompiendo todos los códigos, abrió el primer follón. "Esto no se va a quedar así", espetó cuando le preguntaron por Torres. Amenaza de banquillo en toda la regla. Tras "mirarse a los ojitos", ya había culpable: la prensa. Se había hinchado el globo... Luis tiene fecha de caducidad y quiere su cuota de protagonismo. No se la va quitar ni Villa, con sus tres goles.

Hay algo que tras 30 años sigue siendo su seña de identidad: el contragolpe. Por mucho tiki-taka que venda, a Rusia la ganamos a la contra. Tenemos el equipo más equilibrado de la Eurocopa: un ataque que asusta y una defensa que da miedo. Suecia nos prueba.