Sorpresón (y preocupación) en el Cáceres Basket. Carlos Frade, mediante una carta enviada al club, renunció el pasado lunes al año de contrato que le restaba, según puede adelantar EL PERIODICO EXTREMADURA. Así de crudo, sin que nadie se lo pudiese esperar, por mucho que en los últimos días las relaciones entre el entrenador y la entidad se hubiesen deteriorado debido a que Frade había recurrido al aval federativo para cobrar lo que se le adeudaba.

El Cáceres se ha quedado poco menos que patidifuso y mantuvo totalmente oculta la noticia durante todo el día de ayer, quizás trazando su estrategia para una situación que en absoluto esperaba.

Este diario intentó contactar casi a las diez de la noche con Frade para conocer su versión. "No puedo decir nada", indicó vía Whatsapp. Quizás estaba desayunando, porque no está en España. Se encuentra en Las Vegas, adonde ha viajado, al igual que la pasada temporada, para seguir en vivo una de las ligas de verano de la NBA. Allí cerró, por ejemplo, la incorporación de Olu Ashaolu. Este año parece que no fichará para el Cáceres.

LOS PORQUES El club llevaba tiempo transmitiendo que no había problemas de ningún tipo y que Frade tenía la facultad de formar la plantilla de la próxima campaña. El suyo era un proyecto a medio plazo, como se había demostrado en el 2012 con su firma por dos temporadas y la llegada de una serie de jóvenes de su confianza.

Que el técnico recurriese al aval que cada año suscriben los equipos con la Federación Española para cobrar lo que se le debía --de una a tres mensualidades, según distintas versiones-- enturbió su relación con el club. Sin embargo, ese conflicto parecía solucionado a finales de la semana pasada. Las supuestas divergencias no serían cuestiones meramente económicas.

No hay datos tangibles que expliquen, por ahora, el divorcio en ciernes, en el que se supone que estarán trabajando los representantes legales de ambas partes. Pero sí existen algunas claves que han ayudado a ir desgastando una relación que, de puertas afuera, era simplemente correcta, pero que no tenía nada que ver con el cercano entendimiento que hubo con algunos de los antiguos ocupantes del banquillo, como Gustavo Aranzana. A un sector influyente de la directiva no le gustaba que Frade apenas haya aparecido en los partidos de la cantera durante la temporada. Y hubo que recomendarle que subiese al primer equipo aunque solo fuese para entrenar al cacereño Carlos Ferreiro, del filial, el Baños de Montemayor. Además, algunos responsables del club solían lamentar que el trato con el técnico no era muy cercano a menudo.

Se abre ahora un inevitable periodo de indefinición: ¿cómo se rescindirá el contrato? ¿quién será el nuevo técnico?