A pecho descubierto y con el corazón en las manos. Como en sus mejores tiempos. Así compareció ayer Manuel Fraganillo, presidente del Extremadura, para romper su silencio y hablar de la crisis institucional que azota a la entidad y que mantiene en vilo a toda su afición. Sin pelos en la lengua, Franganillo repasó ayer el estado del club, de las cuentas y las opciones de futuro que hay para que el Extremadura no caiga empicado.

Lo más sorprendente fue saber como admitió que por medio un consejo de administración que tildó de «clandestino» y celebrado el 26 de diciembre, la familia Oliver quiso cesar a Manuel Franganillo como presidente. «Yo puedo admitir muchas cosas, pero eso es muy grave. Le dije que me había puesto el pie en el cuello y que a partir de ahí, no podía seguir con ellos».

En una rueda de prensa celebrada en la sala del Francisco de la Hera, abarrotada por muchos aficionados, Franganillo explicó que en la búsqueda de inversores el pasado mes de diciembre fue estafado. «Lo pasé muy mal esos días. Posiblemente, los peores días de mi vida. Pero mi padre (José Franganillo) me preguntó si le debía dinero a proveedores y cuando le dije que sí, me dijo: pues vamos otra vez para adelante».

El presidente azulgrana admitió que las dos partes están muy enfrentadas (grupo Franganillo y grupo Oliver), pero no dudó en señalar que «por encima de egos y cualquier cosa, el Extremadura está delante y tiendo la mano a que podamos entendernos. Me gustaría que las partes fuéramos felices, tanto si seguimos juntos como si vendemos. Mi único objetivo es que el club crezca».

Lo que sí dejó muy claro Manuel Franganillo es que su figura no va abandonar el club ni va a vender la parte del accionariado que ahora tiene (el 50%). También admitió que está en conversaciones con un posible grupo inversor para tener un proyecto ambicioso y que está siendo asesorado por altas esferas.

Franganillo estuvo reunido por la mañana con Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura. «La predisposición del Presidente ha sido muy buena. Sabe de la importancia de tener un club en fútbol profesional. También es de agradecer que me tenga tanta estima».

Franganillo también dejó claro que la afición no puede vivir al margen de lo que sucede: «yo cuando trato de convencer a los inversores, les hablo del club, de la pasión que tenemos, de mi gente y de mi afición. Yo no quiero dinero, quiero salvar la tesorería del club, que mi socio salga contento y progresar».

TEMA ECONÓMICO / Franganillo dejó claro que aunque él es sólo el que firma como presidente, «el 85% de un presupuesto se destina a la parcela deportiva y esa la dirige Oliver. No siempre el fin justifica los medios. Hemos tenido 70 contratos de futbolistas entre fichajes, cesiones y rescisiones en apenas tres años. Esa es su responsabilidad».

También habló de las tensiones que existen en tesorería y que mantiene facturas impagadas a proveedores, aunque recalcó que es algo coyuntural. Anunció que hoy irá a Cajalmendralejo a pedir un crédito para pagar a la plantilla el mes de enero y dijo que iría sólo porque Oliver no le ha llamado «y además él no puede firmar en un banco».

Franganillo ha reconocido que le ofrecieron dos millones de euros para que se marchara en noviembre de 2018 cuando tuvo un problema de salud, pero decidió seguir y avaló a la familia Oliver en 800.000 euros «en una de mis peores decisiones empresariales». Franganillo ha tendido un hilo a Oliver. Aunque hace dos días parecía todo irreconciliable, aún hay esperanza de un entendimiento.