Oscar Freire volvió a demostrar su supremacía al esprint con un incontestable tercer triunfo en la Vuelta en la sexta etapa disputada entre Reinosa y Logroño, en su semana fantástica, marcada por su dominio y por el liderato del ruso Vladimir Efinkin, que conservó sin problemas su jersey de oro.

Freire está intratable, en un momento dulce, y así lleva camino de monopolizar las llegadas al esprint. El único que le ganó la partida en Luarca fue Bettini, ayudado por una maniobra más que dudosa; los demás, los Alessadro Petacchi, Tom Boonen y Erik Zabel, observan hundidos las exhibiciones del triple campeón mundial.

El triunfo del corredor de Torrelavega fue un regalo para la vista, un alarde de astucia y sentido táctico. Se pegó a Petacchi, lanzado por sus equipo hasta 100 metros de meta y apareció como un ciclón para pasar por encima de todos su rivales. Marcó un tiempo de 4h.24.10, con una gran segunda plaza del esprinter del Euskaltel Koldo Fernández y la tercera del italiano Angelo Furlan, del Credit Agricole. "Ganar aquí no dice mucho cara al Mundial, pero es la vez que consigo más triunfos antes de esa cita, aunque no en la que me encuentro en mejor condición", dijo Freire.

En esta etapa de transición, con el personal pensando en la cronometrada de Zaragoza y en los Pirineos, la general no cambió en sus puestos de honor. Efinkin sigue fuerte en cabeza con 1.06 minutos sobre el ruso Denis Menchov (Rabobank) y el español Carlos Sastre (CSC). Desde el Caisse d'Epargne, Eusebio Unzue, advierte de que "lo que hizo Efinkin en los Lagos nos es casualidad".

Hubo esprint, pero hubo otros protagonistas. El "malagueta" José Antonio López (Andalucía), el gigante sueco Backstedt (Liquigas), ganador de la París-Roubaix en 2004, el ucraniano Yuri Krivtsov y el francés Stephane Augé (Cofidis), se despegaron en el kilómetro 8 en busca del desafío imposible. En principio no tuvieron resistencia alguna, por eso pusieron más de 8 minutos por medio en el km 40, la máxima diferencia.

El cuarteto se entendió perfectamente, pero la ley de la ambición colectiva y la acción de Eolo por la izquierda de la calzada hicieron caer a plomo el retraso del grupo del líder y de los esprinters. El viento recibió al pelotón en cuanto puso las ruedas en tierras riojanas, hacia el Km 122, con los viñedos de Haro como mudos testigos. No tardaron en llegar los temidos abanicos y a las primeras de cambio el grupo se rompió en dos. Ninguno de los elegidos fue presa del despiste. Los escapados, a lo suyo, aún contaban con 3.48 minutos de ventaja, pero todo quedó en un susto, ya que poco después se unía la totalidad de los perseguidores con el Milram y el Lampre atizando el ritmo.

El trabajo del Quick Step de Boonen y Bettini y del Milram de Petacchi y Zabel, ambos aún inéditos en el podio, acabó con la aventura del día a 7 kms de meta. Ciclismo en pista, de persecución, a más de 55 por hora con las formaciones de los esprinters en plena faena. Lucha sin cuartel entre los lanzadores, sin mirar atrás.

El T-Mobile agarró la batuta en las calles logroñesas, pero el Milram quería la etapa para Petacchi y apartó a los alemanes. Oscar Freire se puso a rueda del italiano, la rueda buena. "Ale Jet" se lanzó dispuesto a estrenarse en la Vuelta 2007, pero apareció como por arte de magia el cántabro, remontando con fuerza descomunal, superior a todos, para apuntarse la tercera en su casillero. Es invencible.

La séptima etapa cubrirá el recorrido entre Calahorra y Zaragoza a través de 176 kilómetros. Perfil ondulado hasta la mitad y luego llano hasta la capital aragonesa. Si no lo evita el viento los esprinters volverán a tener protagonismo.