Oscar Freire es alegría pura en la Vuelta, un espectáculo y seguramente sería una gran estrella mediática de existir otra cultura deportiva. El cántabro se impulsa hacia el Mundial de Stuttgart, que se disputa el 30 de septiembre, como si llevara un motor fuera borda. Ya es el favorito. Ya está en la senda correcta para convertirse en el primer ciclista de la historia que consigue la colección de cuatro jerseys arco iris.

Se le vio muy feliz en Reinosa, en su Cantabria natal, donde presentó en sociedad a su hijo Marcos, en brazos, con el maillot del Rabobank y junto a Vladimir Efimkin, que sigue siendo el líder y que de mayor, cuando se retire, quiere ser juez árbitro de la Unión Ciclista Internacional.

Porque mientras Freire esbozaba una sonrisa desde el podio, tras demostrar por qué ha sido tres veces campeón del mundo, tras vencer al lograr impulsar su bici a 65 kilómetros por hora en apenas 300 metros --la distancia que había entre la última curva y la línea de llegada--, un personaje singular seguía la etapa en coche. Bjarne Riis se ha presentado a la Vuelta. No se le esperaba. No tuvo valor de acudir al Tour. "Si llego a hacerlo habría creado polémica y, además, necesitaba un tiempo para reflexionar". El danés es el mánager general del conjunto CSC, donde Carlos Sastre, ajeno al pasado de su jefe, lucha por ganar la Vuelta. Riis confesó en mayo que había logrado su victoria en la ronda francesa de 1996 gracias al dopaje. La organización de la carrera lo tachó del palmarés. Ayer, en Cangas de Onís, de donde partió la quinta etapa, no quiso aclarar qué ha hecho con el amarillo.

Riis estará en la Vuelta hasta la etapa de Andorra, la cita del próximo lunes. "Tenemos que mirar hacia adelante. El pasado no resuelve nada", añadió el danés. Sin embargo, el pasado, y por desgracia, está bien presente. Riis puso a Alemania en pie de guerra contra el ciclismo, hasta el punto de plantearse suspender el Mundial de Stuttgart, hasta el punto de dudar de todos y hasta el punto de provocar que el Gerolsteiner haya anunciado que el año que viene se apea de este deporte.

EL CASO DE ZABEL En la Vuelta también está Erik Zabel, al frente del Milram y quinto en la etapa de ayer. El, en mayo, dijo que lo había hecho una sola vez; solo un pecado de dopaje. Curioso, en Alemania desenfundan sables para que Valverde, respaldado oficialmente en España de las acusaciones de dopaje, no vaya y no ponen impedimento alguno a que Zabel encabece su selección. Pero de todo ello ni la Vuelta ni Freire tienen culpa alguna. Conviene recordarlo.