Si me miras la cara verás que no es exceso de euforia. No podemos confundirnos, el fútbol daña a quien se cree muy bueno o va de prepotente". Anda Vicente del Bosque con la mosca detrás de la oreja. Se puso serio hasta en el tono, advirtiendo de que nada será fácil, como si el triunfo sobre la República Checa no hubiera existido. No quiere que la cantidad de cosas "bonitas", esa fue la palabra escogida, vayan calando, aunque sea "inconscientemente", en la selección.

Llega Turquía (21.00 horas, Telecinco). Una Turquía herida con su estrella (Arda Turan) cuestionada por todo el país, mientras su entrenador (el veterano Fatih Terim) denuncia conspiraciones para minar la moral de sus jugadores. España reaparece, en cambio, convertida en una de las estrellas del torneo, con Europa descubriendo a Iniesta, tal si hubiera aterrizado a sus 32 años de Marte para jugar directamente en Toulouse, resuelto hasta con éxito el delicado relevo en la portería. Nadie añora a Casillas. Pero, en realidad, De Gea solo jugó 90 buenos minutos.

LECCION APRENDIDA "Para mí, no ha cambiado nada", subrayó Del Bosque, quien salió con la lección aprendida. Llovía sin parar en Niza. Y a cada pregunta, el técnico recurría a su manual para inyectar un mensaje de prudencia en esa España cautivadora que batió, a tres minutos del final, a la República Checa. "Que si Andrés es el mejor, que si De Gea, que si el seleccionador, que si tal y tal- Todo son elogios, pero hay que ir con mucho cuidado", comentó Del Bosque. Terim, su colega turco, firma el empate. "Me daría totalmente por satisfecho", llegó a decir. "Hay que desconfiar siempre del contrario", replicó el seleccionador español. Sentados ambos en la misma silla, pero con estrategias bien diferentes. "Aunque no quieras España te acaba llevando hacia atrás", admitió Terim. "Turquía es una gran selección. Yo estuve entrenando allí, al Besiktas. Sé que son jugadores sin ningún tipo de complejos, valientes y atrevidos", apuntó Del Bosque.

El duelo ya había comenzado. Para los turcos es algo más que un partido, dolidos como andan porque la caída ante la Croacia de Modrid y Rakitic les devolvió a la tierra tras encadenar 15 encuentros sin perder. Para España, es una prueba de verdad. Saber si lo del debut, ese buen juego que no halló la recompensa de un marcador más amplio y, sobre todo, más tranquilo, fue un paréntesis o se trata de una línea de estabilidad. Quizá por eso Del Bosque no medita hacer cambios. Los 11 del estreno. "Que no nos confunda ese resultado", dijo el técnico español dirigiéndose más al corazón del vestuario que a los periodistas. "No podemos confundirnos", repitió luego sin perder tampoco demasiado tiempo en otros aspectos de su discurso futbolístico.

España, eso sí, ha recuperado la estabilidad defensiva, sorteando además el drama que supuso el estreno en el Mundial del 2014 en Brasil. Aquel 1-5 de la selección de Van Gaal fue el principio del fin. Ahora, el único objetivo de Del Bosque es "trasladar a los jugadores" ese rostro desconfiado, diríase que hasta hierático que exhibió horas antes del duelo con los turcos. "Como deportista debemos tener la mayor humildad posible si queremos hacer algo", recalcó renegando, una vez más, de "esos elogios".

Más que elogios resultan balas que pueden dañar a la selección, reconstruida anímica y futbolísticamente después de su desastroso Mundial. Al menos, en el inicio de la Eurocopa. "Pero es solo un partido, solo uno", repetía, una y otra vez, Del Bosque, consciente de que sin ese cabezazo de Piqué (m. 87) el panorama sería radicalmente distinto. Hasta cuando le preguntaron por la ausencia de Iniesta en el primer once ideal de la UEFA en la primera jornada el seleccionador tuvo una respuesta contundente: "Eso son anécdotas. Andrés es querido. Ni un Balón de Oro vale tanto como la estima de tu propio vestuario".

Busquets dijo que no se puede hablar de fracaso si el equipo de Del Bosque no gana la Eurocopa, pero que lo que tienen claro es que no quieren que se repita lo que ocurrió en Brasil, cuando fue eliminado en la fase de grupos.

"No sería un fracaso, pero no queremos que pase lo que nos pasó en el último Mundial. Al final, la Eurocopa la gana uno, pero venimos con muchas ganas de hacer un papel digno. Lo que no se nos pasa por la cabeza es lo que hicimos en Brasil y, de momento, vamos por otro camino", dijo en la rueda de prensa previa al encuentro que disputará en Niza contra Turquía.

En ese sentido, destacó que la victoria contra la República Checa ha provocado que el ambiente sea por completo distinto al de hace dos años.