Eufemiano Fuentes reconoció ayer, en la segunda jornada del juicio oral de la operación Puerto, que él no cometió ningún delito al realizar transfusiones sanguíneas a los deportistas que preparaba en el 2006, principalmente ciclistas, ya que los cambios de sangre se efectuaban por razones terapéuticas, sobre todo para combatir las anemias. El médico canario, considerado por la Guardia Civil como el cabecilla de la trama de dopaje, negó ante la jueza haber administrado fármacos prohibidos, hasta el punto de afirmar que la EPO incautada por la policía tras su detención, en uno de sus dos domicilios madrileños, no estaba destinada a los deportistas sino a tratar el cáncer que padecía su hija.

Con una solemne tranquilidad, casi como si se tratara de una clase de hematología, Fuentes, siguiendo las consignas de su defensa, pormenorizó en todos los detalles necesarios para demostrar que no vulneró el código médico ni el real decreto que regula la forma de realizar las transfusiones sanguíneas, que sus deportistas conocían los riesgos que les suponían tal práctica y que cuando recibieron la sangre siempre fue para combatir posibles patologías. Contradiciendo los informes de la Guardia Civil aseguró que nunca administró sangre en plena competición y apenas quiso aportar nombres de deportistas, en un juicio que se desarrolla por un presunto delito de salud pública y no de dopaje deportivo. Las transfusiones sanguíneas, sean o no en competición, por causas médicas o por enfermedad, están absolutamente prohibidas en el Código Mundial Antidopaje y suponen dos años de sanción automática para los deportistas que realicen estos hábitos, "normales y para proteger la salud", según el testimonio de Fuentes, ayer en la macrosala de los Juzgados de lo Penal de Madrid. "A mis deportistas les realizaba un análisis y si veía que no estaban sanos les hacía transfusiones de su propia sangre, que había extraído previamente. Eran transfusiones que realizaba para preservar su salud. La sangre se guardaba en bolsas homologadas y se congelaba porque así se puede conservar 30 años".

Fuentes indicó, en una de las confesiones más sorprendentes, que en el 2006 cuando fue detenido no solo asesoraba a ciclistas sino que por su consulta pasaban todo tipo de deportistas. "En el 2006 trabajaba con deportistas de todo tipo, futbolistas, tenistas, atletas y hasta un boxeador y los asesoraba en su preparación física. Eran tratamientos individuales, a veces para recuperar una lesión y, en ocasiones, para toda la temporada", aseguró sin querer aportar ningún nombre para resolver el enigma.

PREPARADOR FISICO El médico canario, a pesar de su especialidad como ginególogo, se defendió que su entrada en el mundo del deporte se debió a sus estudios como preparador físico. Explicó que trabajó en diversos equipos ciclistas y en la Federación Española de Atletismo hasta el 2002 cuando se despidió del Kelme para cuidar a su hija enferma de cáncer, aunque regresó unos meses más tarde, a raíz de un positivo del corredor Javier Pascual Llorente en el Tour del 2003. "Mientras estuve en el Kelme nadie dio positivo".

Fuentes solo identificó, ante la insistencia de la fiscal, a tres pacientes, tres ciclistas: Roberto Heras, Santiago Botero y Unai Osa. Se negó a contestar las preguntas de la acusación particulares y al abogado del exciclista Jesús Manzano. Hoy sí atenderá a su defensa. Después declararán José Ignacio Labarta, Yolanda Fuentes, Manolo Saiz y Vicente Belda, el resto de acusados, que se exponen como él a dos años de cárcel.