El 31 de julio. Esa es la fecha límite que decidirá la existencia de los equipos extremeños en Segunda División B. Sobre todo la de Badajoz, Extremadura y Mérida, los tres grandes arquetipos del fútbol regional que agonizan en su mar de deudas, de dudas y hasta incluso de desesperanzas.

Al Mérida le llegó su particular futuro hace tres veranos disfrazado de desaparición; al Extremadura en forma de descenso; y al Badajoz le llega ahora envuelto en una absoluta incógnita. El club pacense no es que navegue a la deriva; simplemente no navega. Está estancado en el fango del caos. A falta de diez días para iniciar la pretemporada, el club carece de presidente, de entrenador y hasta incluso de jugadores.

PROBLEMAS EN EL BADAJOZ

Sólo cuatro futbolistas, más los componentes del filial, engrosan el listado de nombres de una plantilla que se caracteriza en la actualidad por ser un enigma. Al resto de jugadores se les ha ofrecido la carta de libertad a cambio de que perdonen sus deudas con el club, que se estima en una cantidad que roza los 240.404 euros (40 millones de pesetas).

No es, en cambio, el aspecto más afligido del CD Badajoz: la máxima preocupación en estos momentos, además de descubrir un sustituto de Barradas que compre el 99,9% de sus acciones, es la deuda general que arrastra: 4.808.096 euros (800 millones de pesetas) en cuestiones tales como, por ejemplo, la seguridad social.

La situación del Extremadura es menos grave, pero a la par de preocupante y turbadora. El conjunto azulgrana deberá hacer frente a la deuda contraida con los jugadores por impagos, que asciende a 220.000 euros (casi 37 millones de pesetas) antes de final de mes, pero también a la deuda general que remolca con antiguos jugadores que militaron en el cuadro azulgrana en el periodo dorado de Primera División (Duré, Gaspercic, Basualdo).

En total, casi 3.600.000 de euros (600 millones de pesetas) que pueden verse reducidos a 150.000 mediante negociaciones a plazos y el dinero que le deben a la entidad deportiva de Almendralejo.

LOS MENOS DESFAVORECIDOS

La situación menos espinosa es la del Mérida, esencialmente porque empezó de cero. Disolvió las deudas del extinto Mérida CP y se lanzó ante un nuevo desafío, aunque tan sólo se distinguiese en el nombre. Sin embargo, en tres años también le ha dado tiempo a acumular deudas. Primero la de los jugadores, a los que se les deben 45.983 euros (7,5 millones de pesetas) y después la de las empresas (por ejemplo Babilonia, que embargará al club por una cantidad cercana a los 50.000 euros).

La principal prioridad de esta tripleta de equipos de fabricar sueños para recoger frustraciones es hacer frente a los impagos de los jugadores antes del 31 de julio. Posteriormente, el misterio será el principal protagonista de sus próximos devenires. Porque, en la actualidad, el problema no es el objetivo, ni los triunfos, ni los méritos. Tampoco los sueños. Sino, simplemente, sobrevivir.