La muerte de Antonio Puerta abrió el debate. El futbolista del Sevilla sobrevivió a su primer infarto porque en el Sánchez Pizjuán había un grupo de médicos y un aparatito eléctrico. El desfibrilador es uno de esos chismes que se adquieren con el deseo de no utilizarlos nunca, pero que entonces, en agosto del 2007, era difícil incluso de encontrar en muchos estadios de Primera. Imposible, por tanto, de hallar en campos de Segunda y Segunda B.

Tras la muerte de Puerta se han dado otros casos de muerte súbita en estadios más modesto y la AFE, la Asociación de Futbolistas Españoles, alertó de la necesidad de expandir el uso de los desfibriladores al resto de campos de fútbol. Se extendió en Primera y Segunda, pero a partir de ahí, el fútbol más modesto carecía de medios económicos para sufragar los costes de un desfribrilador.

Y la AFE se puso manos a la obra. El pasado 9 de febrero la selección española se enfrentó a Colombia en un amistoso para recaudar fondos para adquirir estas maquinitas salvavidas . El pasado 13 de abril empezó a distribuirlos entre los clubs de Segunda B y ayer fue el turno de los equipos extremeños.

Jugadores y representantes de los tres equipos extremeños acudieron ayer al acto de entrega, donde además de recoger el desfibrilador recibieron una clase práctica sobre su funcionamiento. Desde ahora, el Príncipe Felipe, el Nuevo Vivero y el Francisco de la Hera pueden presumir de ser estadios más seguros.