A los extremeños ya no les emociona el fútbol veraniego a juzgar por las pobres entradas que están registrando los encuentros de preparación. Tampoco los tradicionales torneos tendrán a equipos de renombre, si se exceptúa el de hoy en Almendralejo con la visita del campeón de Copa, el Mallorca. La crisis del deporte extremeño de élite también parece haber llegado a este capítulo cuando en otros periodos estivales era normal ver a varios conjuntos de Primera División en la comunidad.

Ahora parece que se lleva lo sordo, aunque más por obligación que por convencimiento. Los gastos para traer equipos de fuera eran altos --el Extremadura puede permitirse la llegada del Mallorca gracias al traspaso de David Cortés-- y no siempre podían cubrirse. El resultado ha sido que los clubs extremeños han tenido que enfrentarse a menudo entre sí o como máximo pactar intercambios con otros de autonomías limítrofes.

POCO PUBLICO

Los aficionados parecen incluso saturados de fútbol a estas alturas y en las localidades pequeñas en las que debería ser un acontecimiento ver a conjuntos de Segunda B las asistencias no han pasado en casi ningún caso de los 400 espectadores. Es una incógnita saber qué pasará en Cáceres, Mérida, Badajoz, Villanueva o Jerez cuando estos equipos debuten en casa, pero las previsiones no son muy halagüeñas.

La excepción la marca, como habitualmente, el Extremadura. Congregó a más de mil personas en un acto en vías de extinción como es una presentación sin partido en la que los jugadores sólo desfilan y el entrenador y el presidente lanzan su previsible mensaje de ilusión.