Conozco a David Rocha hace muchísimos años, cuando era un juvenil que despuntaba en el Cacereño. He seguido su evolución como profesional hasta ahora, con sus altos y sus bajos, y asumo que siempre ha sido una debilidad personal. Quizá sea por su compromiso, quizá por su personalidad. Quizá por su humildad. También, seguro, por su calidad, tanto humana como futbolística.

Tardó tiempo en salir del CPC después de regresar, apenas superada la veintena de años, de una etapa agridulce en el Villarreal, donde algún entrenador no supo dónde ubicarle y terminó por llenarle de dudas. El ya jugador del Extremadura UD ha hecho prácticamente de todo en su carrera: desde lateral hasta delantero centro. Quizá haya sido ese su mayor problema. Nastic, Oviedo, Albacete, su aventura en EEUU o Almería han dibujado una trayectoria notable, que en mi opinión ha podido ser mejor incluso. Una particularidad: en todos esos sitios le han querido. Y eso es indicativo de mucho.

David es un tipo sencillo, comprometido, que aún tiene mucho que decir como jugador de fútbol. Se cumplen ahora 10 años desde que subió con el Cacereño en la isla de La Palma. Entonces, el futbolista fue feliz. Ahora, sin duda, lo seguirá siendo. Y es que otra de sus particularidades es que este tipo disfruta con su profesión. Y eso siempre es un plus.

Bien por el Extremadura por apostar firmamente por lo de aquí, pero no a cualquier precio ni por razones estrictamente románticas. El fichaje de Nono también suena muy bien.