Nunca, jamás en 60 años de F-1 ha perdido el título mundial el piloto que ha ganado los dos primeros grandes premios del año. Porque, entre otras cosas, es muy complicado, mucho, ganar esas dos primeras citas. Solo un puñado de escogidos, media docena, lo han conseguido en seis décadas: Michael Schumacher (Benetton 1994, y Ferrari 2000, 2001 y 2004), Jackie Stewart (Matra, 1969), Ayrton Senna (McLaren, 1991), Nigel Mansell (Williams, 1992), Damon Hill (Williams, 1996) y Mika Hakkinen (McLaren, 1998). Y, en todas esas ocasiones, hay un denominador común: pilotaban un coche muy superior al resto.

Sus rivales se resisten a pensar en un paseo militar, pero Sebastian Vettel ya dobla en puntos (50) al segundo, Jenson Button (26), y suma 30 más que Alonso. Y eso hay que achacarlo no solo al coche, sino a la solvencia del alemán, al que el título mundial ha inundado de confianza. Su compañero, Mark Webber, solo ha podido sumar un cuarto y un quinto puesto. "Ha sido el mejor piloto, ha pilotado magistralmente, ha cuidado los neumáticos y ha hecho lo que tenía que hacer", explica Christian Horner, director de Red Bull.

"Sebastian --añadió el jefe de los campeones-- tiene una gran experiencia, pese a sus escasos 23 años. Lo mejor de él es que está en disposición de aprender".