Un nuevo swing para ganar en consistencia. García afronta el año 2004 cargado de ilusión, después de una larga travesía por el desierto en el 2003, en el que se ha volcado en un profundo cambio de swing, a sabiendas de que ésta podía ser una temporada perdida a nivel de resultados. Ahora es mucho más académico: sube y baja el palo en el mismo plano, evitando el lazo que trazaba en el aire al bajar. No es frecuente un cambio tan radical en jugadores profesionales, aunque tampoco es una excepción. Tiger Woods, por ejemplo, también cambió su mecánica de juego después de ganar su primer Masters de Augusta en 1997.

"El año ha sido largo y muy duro. Después de hablarlo con mi familia, todos estuvimos de acuerdo y tomé la decisión de cambiar el swing, sabiendo que corría el riesgo de perder el año", reconoce el golfista valenciano. "Mi swing anterior era bueno, pero no era lo suficientemente bueno para aguantar los momentos de máxima presión. Ahí era donde yo notaba que estaba fallando". Sergio subraya que la principal razón que le ha llevado a buscar el cambio del swing ha sido la búsqueda de una mayor consistencia. "Ahora soy mayor, más fuerte, y el swing que tenía estaba bien cuando era un poco más joven. Ahora se me hacía más difícil controlarlo, sobre todo con presión".

Los resultados del concienzudo trabajo con su padre, Víctor, un profesional de club, que ha tutelado toda su carrera, empezaron a aflorar en esta parte final de la temporada.