No sé sabe si las lágrimas que con toda seguridad se le escaparán este viernes a Jesús Ángel García Bragado serán de emoción o de dolor. De emoción, por haber llegado a participar en siete Juegos Olímpicos a punto de cumplir los 47 años, que celebrará el próximo 17 de octubre. De dolor, porque solo él sabe lo que ha sufrido para volver a estar en condiciones de ser el mejor español en los 50 kilómetros marcha, la prueba que siempre ha cultivado.

Solo un tratamiento de lo más avanzado con células madre han podido mitigar la lesión en el muslo que arrastra desde prácticamente principios de año. Pero él se siente atleta, lleva vida de atleta y no quería perderse su carrera récord del Pontal, en Río, donde llegará a su séptima cita olímpica. Con ellos supera los seis Juegos del jinete Luis Álvarez Cervera y del waterpolista Manel Estiarte, que también se despidió con lágrimas, en ese caso en la piscina, tras perder el bronce ante Rusia. Nadie en España tendrá sus entorchados olímpicos. 'Chuso' García Bragado, el patriarca de la marcha, también será el atleta masculino con más JJOO, con uno más que el serbio Dragutin Topic (altura) y el fondista angoleño Joao N'Tyamba, y empatará con Merlene Ottey (Jamaica y Eslovenia) si mezclamos hombres y mujeres.

VENCEDOR MORAL

Es seguro que el marchador madrileño, que pasó por Lleida y ahora está afincado en Sant Adrià, donde es concejal por el Partido Popular, tomará este viernes la salida (13.00, hora española), pero no es tan seguro que pueda terminar por los problemas que arrastra, aunque siempre ha sido enemigo de las retiradas o de algo más temible en marcha, las descalificaciones. En Juegos solo abandonó en sus segundos, en Atlanta-96, después de ser 10º en Barcelona-92, y luego emprendió una escalada que le llevó a ser 12º en Sídney 2000, quinto en Atenas 2004 y cuarto en Pekín 2008, en estos dos últimos casos con discutibles marchadores rusos por delante suyo. La medalla se les escapó entonces y, tras ser 17º en Londres 2012, no la conseguirá tampoco ahora, en su adiós, aunque se considera vencedor de alguna. "Me queda la victoria moral de que si no he subido a un podio olímpico es porque otros han recurrido a prácticas ilícitas", asegura sin dudas.

Este vienes saldrá como siempre, de atrás hacia adelante, recogiendo los 'cadáveres' que pueda si su cuerpo de 46 años se lo permite. "Cuando llevas muchos años, ya sabes lo que puedes hacer. Es como Fernando Alonso, cuando le dan el coche ya sabe lo que puede hacer con él. Pues esto es parecido, sabes el motor que tienes y lo que le puedes pedir como máximo", dice el atleta más veterano en Río. El más joven, el ugandés Jacob Kiplimo, de 15 años, no llega ni al tercio de su edad.