Jesús Angel García Bragado aguantó 26 kilómetros con dos avisos de descalificación y con su quinto puesto en los 50 kilómetros marcha rompió el maleficio que parecía tener tanto en las Olimpiadas como en los años pares.

El madrileño, que fue campeón mundial en Stuttgart-93 y subcampeón en Atenas-97 y Edmonton-01, buscaba ayer su primera medalla olímpica para poner remate a su carrera y encontró, a cambio, un digno quinto puesto bajo unas condiciones meteorológicas muy duras.

A las siete de la mañana, hora de la salida, el termómetro marcaba ya 24 grados y la humedad era del 50 por ciento. García Bragado tenía presente el sufrimiento que experimentó en esta misma ciudad cuando fue subcampeón del mundo, hace siete años. "Ya sé lo que es el infierno", dijo en aquella ocasión.

Tal vez por ello adoptó ayer una táctica precavida y llegó bastante entero a la meta, con la duda de si pudo haberse acercado más al podio. García Bragado hizo casi toda la prueba junto al ruso Aleksey Voyevodin, un viejo conocido, de su misma edad (34 años), que se escapó en los últimos kilómetros y se hizo con el bronce en el último momento.

El madrileño hizo en solitario los últimos diez kilómetros bajo la vigilancia de los jueces pero logró terminar la prueba.