Pau Gasol ya no tendrá que soportar las bromitas de su amigo Juan Carlos Navarro o su hermano Marc por no haber anotado ni un solo punto en su primer All-Star, en el 2006. El de Sant Boi se quitó la espina la madrugada del lunes en el partido de las estrellas al sumar 14 puntos y 8 rebotes, un número de capturas que le convirtió en el mejor de su equipo en esta faceta, a pesar de tener una dura competencia en las figuras de Yao Ming, Tim Duncan, Stoudemire y, sobre todo, Shaquille O´Neal, convertido en el gran animador de la noche.

Gasol disfrutó tanto como un novato del All Star de Phoenix, una cita a la que llegó como premio y reconocimiento a la gran temporada que está haciendo con los Lakers, que este año van lanzados de nuevo al asalto del anillo que se les escapó la temporada pasada ante los Boston Celtics. El partido fue más soso que de costumbre por la paliza del equipo de la conferencia Oeste al del Este (146-119). De hecho, sólo hubo duelo durante el primer tiempo ya que en el segundo cuarto la balanza se decantó definitivamente en cuanto a uno de esos pequeños magos le dio por sacar la barita.

REENCUENTRO FELIZ Casi nadie ha hablado del partido de Chris Paul, pero el base de los Hornets fue quien empezó a repartir las cartas que las aprovecharan los demás. Paul es hoy por hoy el mejor base de la NBA, una distinción que nadie puede cuestionar. También funcionó a la perfección la sociedad entre O´Neal y Kobe Bryant, que volvían a jugar juntos cinco años después de separarse en los Lakers y que celebraron la reconciliación compartiendo el premio de MVP (mejor jugador del partido). El compañero de Pau Gasol anotó 27 puntos y Shaq, 16.

Pero el juego de Big cactus O´Neal trasciende a lo meramente baloncestístico. Nadie divierte tanto dentro y fuera de las pistas como el veterano pívot, que ya es el segundo en número de convocatorias para un All Star, con 15, sólo por detrás de Kareem Abdul-Jabbar (19).

Mucho se había hablado del duelo entre Bryant y LeBron James para esta cita, pero en realidad no hubo color. La estrella de los Cavaliers, que fue MVP del pasado All-Star, estuvo muy desacertada, cometiendo errores incomprensibles. Falló mates fáciles e incluso el Oeste le dejó acabar el partido colgándose de la canasta para quitarse el mal sabor.

El reencuentro de Bryant y O´Neal tuvo un maestro de ceremonias excepcional en la persona de Phil Jackson, técnico del Oeste con el que conquistaron tres anillos en la última etapa dorada de los Lakers.

EL MEJOR GUION El All-Star de Phoenix ha parecido por momentos la representación de un guión ya escrito, como la final de mates entre Robinson y Howard, kriptonita contra Superman , para decepción de Rudy Fernández, o la distinción compartida de Bryant y O´Neal, un galardón concedido por las votaciones de periodistas y aficionados en internet.

Si algo diferencia la NBA de las demás competiciones es, a parte del nivel de los jugadores, la organización. Un acontecimiento como este, capaz de centrar la atención de Estados Unidos y de exportarlo a otros 250 países, tiene que ser una máquina perfecta. La puesta en escena, la luminosidad, las campañas solidarias, el mensaje del presidente Barak Obama en vídeo en el descanso del encuentro, las actuaciones musicales y de acróbatas, las cheerleders y los famosos sentados cómodamente en la primera fila, como Muhamed Alí, el senador y candidato republicano John McCain (abucheado y aplaudido a partes iguales, la cantante Beyonce y el director de cine Spikee Lee, entre muchos otros.

También destacaron las actuaciones musicales de John Legend y Juanes (el impacto latino va en aumento y la NBA lo sabe) y el homenaje a los deportistas olímpicos en Pekín, con la extraordinaria final entre EEUU y España aún en la memoria colectiva.

Otro detalle emotivo fue la tarta de cumpleaños en forma de número 75 en homenaje al legendario Bill Rusell, ganador de 11 anillos. Una leyenda viva que a partir de esta temporada dará nombre al galardón del MVP de las finales de la NBA.