Pau Gasol afrontará a partir de esta próxima madrugada, con Los Angeles Lakers, el reto por el que ha peleado toda la temporada: las finales de la NBA, consciente de que en el otro extremo del camino se encuentra el premio que colmaría su carrera: el anillo de campeón, el trofeo que redondería un palmarés de ensueño, con el aliciente de convertirse en el primer jugador español en conseguirlo.

"Estamos preparados, tenemos grandes opciones de lograr el anillo que es nuestro objetivo y esperamos aprovecharlas", subrayó ayer el pívot barcelonés, de 28 años, exultante de confianza, sobrado de convicción en unos Angeles Lakers, cuyas opciones esta temporada están muy por encima del pasado año, cuando los Boston Celtics acabaron por apartarles de la gloria en la gran final.

Enfrente no estará ni Lebron James ni los Cleveland Cavaliers, como todo el mundo predecía. El pulso entre los dos números unos de la NBA, James, el MVP de esta temporada, y Bryant, el de la pasada, deberá quedar para otro momento. Los Orlando Magic frustraron la final soñada por todos, pero le han regalado al mundo otro nuevo desafío.

LA AMENAZA Como prueba definitiva, los Lakers deberán medirse a Dwight Howard, de 23 años, un pívot poderoso, dominante, una fuerza de la naturaleza, que sorprendió al mundo hace poco más de un año, en New Orleans al ganar el concurso de mates del All Star, vestido con la capa de Superman y que ahora buscará en esta final su consagración internacional.

Howard llega a la final de la NBA después de convertirse en el verdugo de Lebron James en las finales del Este, especialmente en el último encuentro en el que elevó sus números a cifras estratosféricas: 40 puntos y 14 rebotes, inalcanzables para unos Cavaliers minimizados.

Los Orlando Magic se presentarán hoy en el Staples, después de haberle hecho un regalo envenenado a los Lakers. Con su triunfo sobre los Cavaliers, han concedido la ventaja de campo a su rival, que acogerá los dos primeros partidos esta próxima madrugada y el domingo y también los dos últimos, en caso de ser necesarios.

MAS CONFIANZA Pero, al tiempo, el equipo de Phil Jackson deberá cargar con la etiqueta de favorito frente a un rival que lo ha superado en las dos ocasiones en las que se han enfrentado esta temporada (106-103, en el Amway Arena el 20 de diciembre; 103-109, en el Staples, el 16 de enero) y que, conforme avanzaban los play-off ha ido reforzando su confianza, tras dejar tirados en la cuneta a los campeones, Boston Celtics, y a quienes todos intuían como sus sucesores, los Cavaliers.

"Es un equipo con muchos recursos y Howard es un jugador único, pero si jugamos como sabemos, es muy difícil pararnos", suelta con claridad Gasol, alimentando la confianza de la afición de los Lakers, que disputarán las 30 finales de su historia y buscan el título número 15 de su palmarés.

El reto tendrá un significado especial para Phil Jackson, que aspira a su décimo anillo y a convertirse en el entrenador más galardonado de la historia de la liga, rompiendo el empate a nueve con Red Auberbach, leyenda de los Celtics. Pero, sobre todo, es un desafío para Kobe Bryant, en una temporada en la que se ha discutido más que nunca su supremacía en el campeonato.

Justo también en la temporada en la que ha dejado de lado su perfil más egoísta, para convertirse en el alma del equipo. Curiosamente su valedor, Jerry West, fue el primero en cuestionarlo allá por el mes de mayo. "Lebron ha superado a Kobe como jugador", dijo la leyenda de los Angeles Lakers.

Bryant está decidido a demostrarle lo contrario. Y, cómo no, a enseñarle al mundo que también puede levantar un título sin tener a Shaquille O´Neal al lado, como siempre se le ha echado en cara. En su lugar, Kobe Bryant confía en que tanto el propio Pau Gasol como Odom, Fisher y Ariza le ayuden a completar el trabajo. Comienza el espectáculo, comienza la final de la NBA, comienza el sueño de un español para hacer algo grande en la mejor liga del mundo.