A Thomas de Gendt, de la extirpe de los ciclistas de Flandes, le encanta tanto montar en bici que el año pasado, al terminar la temporada en el Giro de Lombardia, no se le ocurrió otra cosa que volver pedaleando a Bélgica desde Italia junto a su compañero de equipo y amigo TimWellens. Por eso, cuando ayer dijo que "a 70 kilómetros vi que podía ganar la etapa, aunque sufrí; sí, sufrí mucho" hay que creerlo. Solo hace falta anotar el dato de que Alaphilippe y Pinot tiraban como animales por detrás y no pudieron capturarlo.

Si hubiera que dar algo así como un Óscar al mejor protagonista de las escapadas mundiales el premio sería para De Gendt, especialista en este tipo de estrategia. Otros se escapan y los pillan. Pero solo uno en el mundo se llama De Gent, el corredor, además, que todos querrían tener en su escuadra.

Amigo de Luis Ángel Maté, el corredor que el Cofidis ha reservado para que se exhiba en la Vuelta, lo acompañó siempre en los primeros días de la pasada ronda española. Ambos se pasaban el día fugados. Maté lo hacía porque quería ganar la montaña y De Gendt para divertirse. Mientras el ciclista andaluz vistió el jersey a topos de líder de esta clasificación lo respetó. Cuando enfermó, cuando ya no pudo luchar por fugarse prácticamente cada día, el ciclista belga se lanzó a por los puntos de la cima y consiguió convertirse en Madrid en el mejor escalador de la última Vuelta.

A ESCAPARSE

Al Tour ha venido a escaparse. Ni a hacer de gregario ni a pelear por la clasificación general y eso que en el 2012, como si no fuese la cosa con él, a punto estuvo de ganar el Giro. Sorprendió a los dos principales candidatos a la victoria, Hesjedal y Purito. Se llevó el triunfo en la gran etapa del Stelvio, a un día del final de Milán. Por detrás, todos tuvieron que apretar para que no diera una sorpresa inesperada. Llegó a la capital de Lombardía en la tercera posición de la clasificación.

Pero es que también ha sabido ganar en el Ventoux, el día que Froome chocó contra una moto y no se le ocurrió otra cosa que dar la vuelta al mundo con las imágenes que lo veían corriendo pero sin bici, como si fuera un maratoniano.

Por eso, un tipo que gana en el Stelvio y en el Ventoux solo puede ser un ciclista brillante que, a poco que vuelva a situarse en una escapada, volverá a ganar. Y es que De Gendt es muy grande. Y bueno.