Conozco al presidente de Caja Rural de Extremadura, Mariano Señorón, de haber coincidido con él en un par de acontecimientos. El mismo asume que su grado de cultura deportiva es bastante relativo. Hace un par de semanas, con motivo de la entrega de los Premios Espiga que su propia institución impulsa, no disimulaba sentir una satisfacción especial. Sonreía Señorón después de haber dado unos galardones especiales, de esos que se otorgan a clubs modestos, que llevan toda una vida bregando para hacer felices a los jóvenes. Señorón es un tipo muy espontáneo y directo, al que siempre se le entiende muy bien lo que dice. "A mí esto me gusta un montón; son gente que se lo merece de verdad, eso es lo bonito", venía a decir. Lejos de la oficialidad de un discurso formal, el primer responsable de Caja Rural de Extremadura estaba realmente emocionado. Y lo decía con franqueza. A mí también me gusta ver esas caras y esas expresiones de la gente que da dinero al deporte, aunque no sepan de tácticas ni se conozcan las alineaciones.