Con el equipo en Tailandia para jugar la Champions Cup, un amistoso ante la selección de Thailandia, número 138 del ránking mundial, el Barça busca y no encuentra un central tan deseado que parece no existir. Lo necesitó Guardiola y la apuesta por Chigrinskiy salió fallida. Tito confió en Bartra y el canterano no le convenció. Pep y Tito y ahora Tata Martino rastrean para detectar ese defensa idealizado: preferentemente zurdo, buena planta, tan rápido para correr hacia atrás como hacia los laterales y en diagonal, capaz en el juego aéreo y que saque el balón controlado, sea arrastrándolo o con pases de virtuoso. Y, encima, a un precio razonable.

"Cuesta encontrar un central, no es fácil", asintió Piqué, "necesitas jugadores especiales, porque nuestra forma de jugar es única y cuesta encontrar los perfiles adecuados".

Por el contrario, al Barça le sobran centrocampistas. Con esa idea se marchó Thiago Alcántara y tal vez haya sido esa sensación, más el sentirse discutido, que tenía Cesc para dejar que el Manchester United llamara al Barça para negociar. Tenía porque ya no tiene. "Puedo corroborar que Cesc se quedará porque es su sueño jugar y triunfar en el Barça", confirmó Piqué. El sábado Sandro Rosell dijo haber rechazado una oferta del Manchester United por valor de 35 millones de euros.