n 1-1 al final de los 40 minutos, la tanda de penaltis, el fallo de Mario Rivillos en el segundo lanzamiento del Barcelona y el tercer tiro transformado por Anás, completaron el fiasco del equipo azulgrana en la Copa de España y la gesta de Ríos Renovables y un portero sublime: Adrián Pereira.

El conjunto aragonés exprimió al Barcelona, sometido a un ejercicio ofensivo de insistencia, estrés y desgaste tanto mental como físico, porque sólo encontró una vez la fórmula para batir a Adrián Pereira en los 40 minutos, por medio de Ferrao. Antes de los penaltis pudo ganar, pero también pudo perder. Y perdió. Y fracasó.

En la víspera, Santi Herrero, técnico del Ríos Renovables, avanzó batalla: "No se pueden relajar y no vamos a dejar que se relajen". A su lado, Andreu Plaza, su homólogo azulgrana, advirtió sobre su rival: "Tendremos que trabajar muchísimo no sólo contra su defensa, sino también con su ilusión y sus ganas de hacer las cosas bien".

No le faltaba razón ni a uno ni a otro. Sin mucha explicación posible, sólo las paradas de Adrián Pereira, debutante en la Copa de España con 18 años, la resistencia por momentos memorable del bloque aragonés, en torno a su área en unas cuantas acciones defensivas, y la pegada en una contra, el Ríos Renovables ganaba 0-1 al descanso.

Y el Barcelona perdía. Con aún en la memoria la desilusión de hace un año en Ciudad Real, eliminado en cuartos de final, era una noticia imprevista. No sólo por su papel de favorito, sino por el desarrollo de casi todo el primer tiempo; un monólogo azulgrana que se estrelló contra el portero, contra el poste, con sus rivales...

No hubo forma posible de batir a Adrián Pereira en todo el primer acto. Ni Ferrao ni Dyego ni Rivillos ni Leo Santana ni Esquerdinha... Una ofensiva que chocó con un muro bajo palos y que, además, encontró respuesta a tres minutos del final, en una contra, en el pase de Richi Felipe y en la definición de Adri Ortego (0-1).

Un gol inesperado, increíble, entre la insistencia, a veces casi incontenible salvo por el guardameta o el poste, del Barcelona. Por eso, al descanso, cuando sonó el pitido final del primer tiempo, los jugadores del Ríos Renovables lo celebraron con entusiasmo, pero aún conscientes de que aún quedaba mucho, un mundo de 20 minutos más.

"Sí se puede, sí se puede", cantaba entonces el público, la mayoría a favor del equipo aragonés, también a la vuelta del vestuario para una segunda parte que comenzó igual, con el Barcelona jugando casi siempre en campo contrario y con un imponente Adrián, que paraba todo lo que le tiraban para provocar estrés en su rival.

Cada acción defensiva del Ríos Renovables se celebró por los propios futbolistas como si fuera un gol, aunque sólo hubiera evitado un regate, un pase y, aún más, cuando era un tiro bloqueado o cuando Adrián se lanzaba hacia un lado, hacia el otro, con la mano, con el pie, para contener más y más oportunidades.

Ya no pudo repeler la siguiente ocasión, un contragolpe que culminó Ferrao con un trallazo al borde del área, ya por el minuto 28, en la única ocasión que se descompuso el conjunto zaragozano en todo el primer tramo de la segunda parte. El gol reequilibró el marcador, pero también el juego para los diez minutos finales.

A nueve del final, el Ríos Renovables, además, apostó por momentos por el juego de cinco con 1-1 y contra el Barcelona, mientras el equipo azulgrana perdía caudal ofensivo, aunque contó varias ocasiones más, y el partido se mantenía muy incierto, incluso Esquerdinha sacó bajo palos un remate de Anás a 15 segundos del final, ya rumbo a la tanda de penaltis, al momento definitivo que completó la gesta del Ríos y de Adrián Pereira, que paró el tiro de Mario Rivillos. Después marcó Anás directo a las semifinales.