Pero la mayor decepción estaba por llegar en MotoGP. Tras una extraordinaria carrera, la lluvia jugaba una mala pasada a Sete Gibernau, Honda, cuando lideraba la carrera a más de un segundo del brasileño Alex Barros, segundo entonces y a la postre ganador, y a más de once segundos de Valentino Rossi, Yamaha, y de Max Biaggi, Honda.

Cuando ya se había cumplido la mitad de la competición y con la bandera blanca ondeando sobre la pista de Estoril, que señala que los pilotos pueden entrar a cambiar de moto por la lluvia, Sete se fue al suelo.

Barros, un especialista en agua, estaba entonces al frente de la prueba y supo mantener la diferencia con sus rivales.