Serbia asiste enmudecida al desmoronamiento de su selección de baloncesto, un equipo que durante años fue un símbolo nacional. Es una caída inesperada, que se inició hace cuatro años, y a la que nadie acierta a poner fin. Nigeria, un equipo que no aparece en los pronósticos, se encargó ayer de añadir una palada más a ese entierro con un triunfo vergonzante en el debut de los dos equipos en el Mundial de Japón (75-82). En ningún momento Serbia fue capaz de llevar el control del marcador.

Es la última vez que los jugadores de Serbia y Montenegro compiten juntos. A partir de este Mundial de Japón, la república de Serbia y la de Montenegro marcharán cada una por su lado, borrando los últimos vestigios de lo que fue la antigua Yugoslavia y, al parecer, borrando también buena parte del mito del baloncesto de este país.

Hace cuatro años, Serbia y Montenegro celebró con un millón de personas en las calles de Belgrado el título mundial conseguido en Indianápolis-2002 bajo las órdenes de Zeljko Obradovic y con Dejan Bodiroga, Predrag Stojakovic y Vlade Divac como referentes en la pista, un título que revalidaba el conseguido en Atenas-98.

Las estrellas se borran

Con tres fracasos consecutivos (sexta en el Europeo de Estocolmo-2005, undécima en los Juegos de Atenas-2004 y 9 en el Europeo celebrado el pasado verano ante sus propios aficionados, en Belgrado), la mayoría de las estrellas han dado la espalda al equipo (Bodiroga, Jaric, Krstic, Radmanovic, Drobnjak, Stojakovic...) y el técnico Dragan Sakota ha recurrido a los jóvenes.

Los referentes actuales del equipo son el exmadridista Igor Rakocevic (ayer acabó con 20 puntos), el jugador del Pamesa Vule Avdalovic (hizo seis) y Darko Milicic, un pívot de 2,10 y 21 años que se fue a la NBA con 18, escogido como número 3 del draft del año 2003 por los Pistons. Apenas ha jugado en Detroit y ha acabado este año en Orlando sin demasiado éxito. Ayer volvió a decepcionar: solo 5 puntos frente a Nigeria, con una serie de 2 de 11 en tiro.

El desmembramiento de la antigua Yugoslavia en repúblicas independientes (Eslovenia, Croacia, Bosnia y, ahora, Montenegro) explica en parte la caída del equipo. Pero los técnicos serbios que corren por España --Pesic, Ivanovic, Maljkovic-- hablan en petit comité de la falta de compromiso de los jóvenes. Y también de su pasión por el dinero. La mayoría de las jóvenes promesas se han marchado a la NBA tentadas por el lujo, sin haber acabado su formación en Europa. Y esta caída ahora es el precio.