Si en el Francisco de la Hera hubieran hecho una encuesta para elegir a un capitán tras la marcha de Willy, por aclamación popular hubiera goleado Gio Zarfino. Pero no hizo falta. Ni para Manuel ni para todo el vestuario era cuestionable esta decisión. No importa que sea de miles de kilómetros al otro lado del Atlántico. Uno no solo es de dónde nace, sino de dónde se hace. Y Zarfino, puro corazón, tiene mucho de Almendralejo.

El uruguayo se ha convertido en el primer capitán y hombre fuerte del vestuario azulgrana. Ya lo era con Willy, pero alcanza más galones sin él. «Es un orgullo y una alegría ser el capitán del Extremadura. Lo tomo con la responsabilidad que requiere, pero sabiendo que tengo que ayudar igual o más que antes desde dentro», reconoce.

Zarfino acepta el brazalete con el respeto que le merece la figura de Willy, al que considera más que un amigo: «Me identifico mucho con el club y con la gente de Almendralejo y eso es algo que le debo mucho a Willy, que me enseñó a estar cerca de esta gente. En muy lindo estar en Almendralejo involucrado con esta gente».

Zarfino es uno de los supervivientes del ascenso al fútbol profesional del Extremadura y un hombre clave en el proyecto azulgrana. De hecho, el club había recibido intereses en el mercado invernal por el charrúa, pero tenía claro que debía retenerlo, al menos, hasta final de temporada.

Para el centrocampista, la victoria ante el Lugo fue crucial. «Nos jugábamos el golaverage y era un partido fundamental. Lo notábamos en el ambiente en el estadio. Sabemos que para salir de ahí abajo necesitamos los puntos de tres en tres».

El Extremadura tiene tres puntos más a estas alturas de temporada que los que tenía el pasado año, aunque sigue ocupando puestos de descenso. ¿Es más difícil salvarse que el año pasado? «Difícil es siempre. No sé si más o menos que el pasado año, pero lo que sí sabemos es que no es imposible. Nosotros tenemos la capacidad de ganarle a cualquier equipo. Y más, viendo competir a mis compañeros cómo lo hacen, cómo corren y cómo meten la pierna. Eso me llena de ganas en cada partido. Me identifica mucho esa idea de nunca dar algo por perdido», confiesa.

Para Zarfino, la llegada de Alex Alegría también ha supuesto un punto de inflexión en la confianza del equipo: «hemos jugado igual de bien que otras veces, pero ahora llegó Alex y nos dio eso que nos faltaba. Hay que aprovechar sus rachita y sus goles. Y dejarle tranquilo y que no tenga presión, ya que no sólo hizo el gol, sino que cosechó un trabajo y un desgaste que es lo que se pide en este club».

Zarfino sigue viviendo días felices en Almendralejo. Ahora estrena el rol de primer capitán en un equipo que le ha cambiado la vida, la mentalidad y su forma de afrontar este deporte. Es el brazalete más pasional que podría tener el Extremadura.