Los jugadores las detestan y los clubs las aman con pasión. Son las giras por tierras lejanas. Unas veces se hacen por América y otras por el continente asiático. Como el periplo que ayer empezó el Barça y que le llevará a Pekín, Japón y Hong Kong hasta el próximo día 11. En esos 10 días, el equipo jugará tres partidos y la entidad ingresará seis millones de euros (más otras cantidades en función de la venta de entradas y otros conceptos), un botín demasiado valioso como para darle la espalda. Los jugadores, claro, no lo ven igual.

Toda la plantilla barcelonista, a excepción de Milito, Messi y Márquez --aún de vacaciones tras jugar la Copa América--, Puyol, Edmilson y Gudjohnsen --lesionados--, y Bojan --que viajó con la selección española sub-17 acompañado del doctor Pruna--, embarcó ayer al mediodía rumbo a Pekín, primera escala del viaje y donde el equipo de Rijkaard jugará un partido. Los jugadores, aunque resignados, siempre dejan oír su descontento.

"No es la mejor forma de preparar la pretemporada, pero son solo 10 días y hay que hacerlo", dijo el miércoles Zambrotta. No obstante, agregó que no cree que el viaje afecte al rendimiento cara a la Liga. "Habrá tiempo de recuperarse del cansancio". Oleguer coincidió con él. "No es la mejor forma de trabajar físicamente, pero el club quiere vender su imagen al mundo".

En el 2003, el Barça ingresaba 300.000 euros por partido en gira. Ahora cobra dos millones, más las variables. Su cotización se ha disparado, aunque a costa de ocasionar tensiones.