Lleva el gol en las venas y es uno de los máximos artilleros de todas las categorías inferiores futbolísticas de la región. Alejandro Sanz (Madrid, 3 de enero de 1991) tiene un don natural para el fútbol, pero es, sobre todo, una máquina de hacer goles. Juega en el equipo alevín de fútbol-7 del colegio Diocesano, con el que esta temporada se ha proclamado campeón de Liga y Copa en Cáceres y también campeón de Extremadura tras una complicada fase final.

A sus doce años no sólo es un buen proyecto de futbolista, sino también un excelente estudiante. Acaba de terminar sexto de primaria y en septiembre comenzará la ESO. Curiosamente, no estudia en el Diocesano porque sus padres se mudaron al residencial El Vivero hace tres años y tuvo que cambiar de colegio. Pero no cambió de equipo y dos días a la semana seguía bajando a entrenar al Dioce para divertirse con Moisés, Alvaro, Dani, Tato, José Antonio, César, Alvaro Camello, Juanjo, Sergio, Juan Carlos, Jesús..., sus compañeros de equipo desde hace años. Es del Real Madrid y le gusta cómo juega Zidane y además es aficionado a los juegos de ordenador.

REPARTE EL MERITO

Alejandro tiene muy claro que el mérito de los más de ochenta goles que ha logrado esta temporada es de todo el equipo y sólo tiene palabras de elogio para los que considera más que compañeros, amigos.

Ha sido el único jugador de Cáceres --se considera cacereño porque nació en Madrid circunstancialmente-- que ha representado a Extremadura en el campeonato de España de fútbol-7 y ha destacado, sobre todo, en la fase final del campeonato de Extremadura de clubes. En cuatro partidos, algunos igualados y bastante complicados, consiguió trece goles para dar el título al Dioce .