Al héroe lezumban los oídos

Extraña sensación la de encontrarse en espacios pensados para la multitud, cuando estos permanecen vacíos. La quietud y serenidad que se respira entonces, contrasta con la percepción habitual que tenemos de un estadio o pabellón de deportes cualquiera.

Deambulando por las asoladas gradas o sentados en la última fila, mientras los últimos rayos de sol se escurren entre las celosías y se extingue el lejano sonido de alguna puerta que se cierra o de un banco con el que alguien tropieza, pueden escucharse aún los ecos del griterío, con sus aullidos de bocina y sus golpes sordos de percusión.

Esta espectral fanfarria, supongo que resonará ya siempre en la cabeza de Javi Sánchez, al igual que los sonidos del mar profundo se confunden con la cansada respiración del viejo buzo. Yo lo imagino como el sonido inmanente de su biografía deportiva.

Allá donde viajó, encontró el mismo rugido, desde el entrañable Pabellón Municipal de Cáceres hasta las canchas de Guatemala, desde Córdoba hasta Singapur, desde Castellón a Moscú. Lo escuchó tanto en las superficies mojadas de las pistas al aire libre de Río de Janeiro como en los suelos sintéticos de ´palacios´ como el Sant Jordi; se repitió en Holanda, Eslovenia, Italia... Y sin que cesase el ruido inmutable, sintió como él y sus compañeros cambiaban la historia de su deporte, y ...Dime Javi ¿qué se siente realmente?, ¿mereció la pena?. No, no hace falta que me contestes. Te veo ahí dejándote caer, exhausto, en el banquillo, tu cuerpo temblando, sosteniéndote la cabeza empapada en una mezcla de sudor y lágrimas, asimilando lo que acaba de ocurrir, ¡lo que por fin ocurrió!.

El resto del equipo, en otra parte, bota, se abraza, grita. Como en las grandes epopeyas de siempre, el mejor jugador contrario, considerado el mejor del mundo, te busca obstinadamente para entregarte su cetro de rey destronado.

Curiosamente --cuentas-- tu mente, lejos de la celebración, está a miles de kilómetros, con los tuyos. Probablemente todo lo pasado los años anteriores, con sus victorias y sus derrotas, te preparó para ese momento. Lo que vino después consolidó lo alcanzado, como en el Gol de oro de Rusia, que conseguiste ya como Capitán de España. Y sin embargo, por muy extenso que fuera tu palmarés, nunca te vi ´morir de éxito´. Como uno de esos personajes de la ficción con los que tanto te identificas, te desvías del desfile triunfal y pones rumbo al ocaso.

Hace unos días me reencontré con una película que no veía desde niño. En una de sus imborrables secuencias le preguntan al héroe de qué le valió conseguir la gloria ahora que lleva una vida corriente. El responde: "Cuando llega el final te la llevas contigo".

CARLOS SANCHEZ FRANCO. Cáceres