ESPAÑA: De Gea, Montoya, Illarramendi, Bartra, Martínez, Koke, Rodrigo (Morata, m.58), Thiago Alcantara, Tello (Muniain, m.73), Moreno, Isco (Sarabia, m.88).

NORUEGA: Nyland Haskjold, Strandberg, Hedenstad, Elabdellaoui, Berget, Pedersen, Henriksen, Semb Berge, Eikrem (Nordtveit, m.74), Johansen (Berisha, m. 79), King (Nielsen, en el descanso).

GOLES: 1-0, m.45: Rodrigo; 2-0, m.86: Isco; 3-0, m.90, Morata.

ARBITRO: Sergii Boiko (Ucrania). Amonestó a los españoles Bartra e Illarramendi y al noruego Eikrem.

Con un fútbol de muchos quilates, con una gran autoridad y con un estilo inquebrantable, basado en el talento y en el buen gusto por el trato del balón, la selección sub-21 goleó a Noruega (3-0) y se metió en la final del martes frente a Italia, que venció a Holanda por 1-0. Su superioridad quedó patente en una gran primera mitad en la que el meta Nyland salvó a su equipo. Pese a ello, Rodrigo marcó antes del descanso y luego Isco, con un golazo, y Morata, con otra maravilla, cerraron el recital.

Por encima de tener asegurado el relevo en La Roja, los chavales que se exhibieron en Israel mostraron su gran personalidad. La sub-21, actual campeona y que suma 25 partidos invicta, mantiene un gran nivel. Sabe muy bien a lo que juega y lo expresa con la sencillez con la que lo hizo ante Noruega, un equipo muy físico que se inclinó ante el poderío de su rival.

La manija de Thiago y la inalterable clarividencia de Isco agitaron una semifinal muy desigual.