Para el recuerdo quedará la completa exhibición de Mikel Landa en cuanto las cimas han asomado por el Giro de Italia. Ya es el octavo de la general. Está a 2.43 minutos de Primoz Roglic, segundo de la clasificación y el gran favorito. Y ha aparecido cuando realmente el Giro ha comenzado su verdadera batalla, tras 10 etapas de llanos desperdiciadas y dos jornadas de contrarreloj que Roglic había aprovechado al máximo para apuntarse un tanto ante sus contrincantes.

Era la primera meta en altitud y a 7 kilómetros de la llegada Landa atacó al resto de favoritos. Simplemente fue acelerando, sin que se notase mucho, pero sin que nadie pudiera seguirlo y, poco a poco, se fue distanciando mientras Roglic y Nibali se vigilaban entre ellos, mientras ‘Superman’ López sucumbía por una avería y Simon Yates por unas piernas menos fieras que otras veces.

Fue un día extraordinario tácticamente para el Movistar, con Héctor Carretero y Andrey Amador lanzados por delante para que sirvieran de enlace a Landa, con José Joaquín Rojas cerca del ciclista alavés y con Richard Carapaz en la retaguardia por si fallaba su jefe de filas. Pero Landa no solo no falló sino que se presentó en la meta en tercera posición por detrás de Ilnur Zakarin y de Mikel Nieve, segundo, y quien en el último kilómetro y medio no puedo aguantar el ritmo del corredor ruso con quien iba escapado.

«He atacado de lejos y he llegado fundido por culpa de la altitud, pero estoy muy contento», dijo Landa.