El enorme Aytami Ruano tampoco pudo evitar el descalabro. El yudoca canario, de casi 190 kilos, se despidió ayer a la primera como cierre de una actuación global del equipo descorazonadora. Fue el último combate de un español en un tatami del Ano Liossia Olympic Hall. Después de seis medallas en tres Juegos Olímpicos consecutivos, desde Barcelona-92, el judo se marchará hoy de vacío de Atenas. Apenas con cuatro diplomas. Tanta ilusión al llegar y tanta decepción al volver.

Hay quien dice que la designación de Isabel Fernández como abanderada generó excesiva responsabilidad en el equipo. En la expedición no faltaban deportistas experimentados, como la propia alicantina, su compañera Sara Alvarez, campeona de Europa en 63 kilos los dos últimos años, o el vasco Kiyoshi Uematsu, también campeón de Europa en la categoría de 73 kilos.

Vuelve el equipo español a casa con cuatro diplomas desdibujados en su equipaje, los correspondientes por los quintos puestos de Keni Uematsu (60 kilos), Oscar Peñas (66 kilos), Isabel Fernández (57 kilos) y el séptimo de Cecilia Blanco (70 kilos). Los tres primeros fueron seguidos y crearon desánimo en el equipo que veía como algunas de sus figuras llegaban hasta la repesca y fallaban en el último combate, en el que se jugaban el bronce.