El último ejemplo despectivo para un futbolista se escuchó el primer día de diciembre. Fue el cántico de «Griezmann muérete» de una parte de la afición del Atlético en el Metropolitano por la primera visita de su exdelantero con el Barça. La Liga anunció que denunciaría los hechos al Comité de Competición amparándose en el artículo 69 del cógido antiviolencia sobre «los actos y conductas violentas e intolerantes».