En Alemania, en Múnich, algunos, puede que bastantes, descontaban los días que faltaban para perderlo de vista. Mientras, en Inglaterra, en Manchester, le esperaban con ansiedad y la mente abierta para absorber una nueva forma de ver el fútbol. Entre estos dos polos opuestos se ha movido en los últimos meses Pep Guardiola, desgastado en el Allianz Arena por atreverse a remover los cimientos del Bayern con una forma contracultural de entender este juego en la entidad alemana y, también, por no conquistar la Champions, el título que se le resistió (Madrid, Barça y Atlético le apartaron en semifinales en sus tres temporadas) restando lustro a todo lo ganado.

Ese lastre perseguirá el recuerdo del técnico en Múnich, donde han bastado solo unas semanas y un inicio demoledor con Carlo Ancelotti en la Bundesliga para que las voces divergentes con el preparador catalán se hicieran más presentes que nunca. "Pep siempre estaba un poco en su mundo, pensando todo el día: ¿cómo puedo cambiar la posición de mis jugadores dos o tres metros, en esta o aquella situación de juego, para encontrar la fórmula perfecta?", suelta Thomas Müller, el tipo que más se resistió a adaptarse a los sistemas de Guardiola porque la ortodoxia del entrenador no cuadraba con su anarquía.

Igual que Müller, que llegó a discutir abiertamente con el entrenador (como en la semifinal de la Champions del 2015 en el Camp Nou), también Mehmet Scholl, campeón de Europa con el Bayern en el 2001 y ahora comentarista, considera que el equipo juega más liberado. "Con Ancelotti los jugadores se han quitado las cadenas de Guardiola".

UN JUEGO MÁS DIRECTO, MENOS POSESIÓN

En cambio, sin entrar en comparaciones, Ancelotti afirma que ha cambiando muy pocas cosas respecto a su predecesor. "Solo intentamos jugar con un poco más de verticalidad". Con el técnico italiano, el Bayern ha recuperado parte de la esencia de ese juego directo que practicó durante décadas y que Guardiola trató de modelar con más posesión y control.

"Dejamos jugar al rival con objeto de recuperar el balón y tener más especio en ataque”, confiesa Manuel Neuer, admitiendo la propuesta por ese juego más directo. Incluso Frank Ribéry, uno de los más alabados por el entrenador catalán, está más contento ahora que hace unos meses: "Ancelotti nos aporta lo que nos faltaba antes. Desde que ha llegado, me siento con más confianza".

Curiosamente, igual de feliz y contento anda Raheem Sterling,encantado con Guardiola igual que toda la afición del Manchester City. "Lleva mucho tiempo en este mundo, ha ganado muchos títulos, ha trabajado con jugadores jóvenes y con grandes estrellas y sabe cómo sacar el máximo provecho de sus hombres", explica admirado el delantero 'citizen', una de las piezas que se adivina indiscutible en el once de Guardiola. "La ayuda del entrenador ha sido muy grande para mí y para todo el equipo. Todos estamos motivados para correr y jugar por él", agrega entregado.

No debe tener la misma opinión Joe Hart, cedido al Torino, porque su juego de pies le invalidaba para ser portero en un equipo de Guardiola. Es la nueva cultura del City, donde quieren disfrutar con una nueva forma de ver el fútbol y, también, levantando títulos