Después de la goleada del Bernabéu, el Barça se asoma mañana a otro Everest, el penúltimo en Europa. Ni tres días ha tenido el admirado equipo de Guardiola para disfrutar de una gesta, instalada ya en la memoria del barcelonismo. El técnico ha sido el primero en intentar dejar atrás ese excitante recuerdo para que no les nuble la vista en Londres. "Dejad de hablar del 2-6 al Madrid, eso es pasado y salir a ganar al Chelsea. Los equipos se recuerdan por los títulos que han ganado. Y nosotros no hemos ganado nada", fue el mensaje que transmitió ayer a la plantilla, reveló Piqué.

Ni siquiera un fin de semana relajado ha gozado. El Barça pisa Stamford Bridge para medirse a la roca del Chelsea luchando por la final de la Champions. Pero en el inacabable desafío que vive el equipo desde que llegó Guardiola, el reto de mañana es el más difícil todavía.

El más difícil porque debe empatar con goles para sortear el 0-0 del Camp Nou. O ganar. El más difícil todavía porque se ha quedado sin defensas para resistir la avalancha inicial del Chelsea. El más difícil aún porque Puyol y está sancionado, Márquez acaba de salir del quirófano y Milito lleva más de un año deprimido sin escapar de la enfermería, maldiciendo las rodillas que le privan de participar en una temporada histórica. El más difícil todavía porque Henry, con molestias en la rodilla derecha, no sabe si llegará.