España tendrá posibilidades de reconquistar la Copa Davis y conseguir una histórica victoria ante Australia hasta el último día. A expensas del resultado del doble que la pasada madrugada debía enfrentar a Alex Corretja y Feliciano López contra Wayne Arthurs y Todd Woodbridge, la victoria conseguida por Carlos Moyá el viernes ante Mark Philippoussis por 6-4, 6-4, 4-6 y 7-6 (7/4), después de que Lleyton Hewitt venciera en el estreno a Juan Carlos Ferrero por 3-6, 6-3, 3-6, 7-6 (7/0) y 6-2, mantiene la opción de un triunfo español en Melbourne hasta los individuales de mañana. Si no hay cambios de última hora, se enfrentarán, a la una de la madrugada (televisado por La 2), Philippoussis contra Ferrero y Hewitt contra Moyá. Será uno noche larga, en la que habrá que estar frente al televisor.

Ese barquito que representaba a la armada española y que los Fanatics , el grupo de los 300 hinchas australianos más apasionados, habían dibujado en la espalda de sus camisetas amarillas hundido por los cañonazos de otro barco (en el que se veían las caricaturas de Philippoussis, Hewitt, Woodbridge, Arthurs y John Fitzgerald) no sólo se mantuvo a flote sino que está dispuesto a dar guerra hasta el final.

OPTIMISMO ESPAÑOL Después de conseguir el primer punto en una final lejos de su tierra preferida, algo que no se logró en las dos anteriores visitas de España a Australia en 1965 y 1967 (Manuel Santana ganó sus dos puntos con la eliminatoria ya decidida por 3-0), los españoles no se conforman con ese éxito sino que quieren volver con la ensaladera. "Ya dijimos que veníamos a dar la campanada. No ha sido un 2-0 de milagro", dijo Moyá, mientras a su lado Jordi Arrese, el capitán español, tan eufórico y feliz como el mallorquín, lanzaba un reto al aire: "Si el domingo llegamos 2-2 al último partido, estoy seguro de que ganaremos la Copa Davis".