La difícil convivencia entre los dos clubs de fútbol de Plasencia, la Unión Polideportiva y el Ciudad, vive durante esta pretemporada otro espinoso capítulo. Esta vez ha sido el traspaso que ha realizado el Ciudad del futbolista Sergio Carlos Sánchez al Cacereño. La UPP se queja de que en realidad su rival no tenía ningún derecho a llevarlo a cabo, ya que, argumenta, el jugador era de su propiedad y sólo "había sido cedido" al vecino.

El Ciudad de Plasencia no opina lo mismo y mantiene que Sergio era suyo a todos los efectos. "Venía con la carta de libertad", dice Francisco Paramio, el presidente de la modesta entidad, que afronta su segundo año en Tercera. La venganza de la UPP fue no permitir en el Municipal el amistoso del pasado viernes entre el Cacereño y el Ciudad.

LA ´CESION´

Y es que la versión del histórico es totalmente distinta. "El jugador firmó un contrato de tres años hace dos veranos, pero como Miguel Angel Mateos y José Andrés Grande consideraron que aún no estaba para Tercera División decidimos cederlo ", cuenta Alejandro Rodríguez, presidente de la UPP. Esta cesión fue, añade, una operación sui generis , ya que no están permitidas como tal. "Hicimos un pacto entre caballeros que no se ha cumplido", denuncia.

La situación rizó el rizo el verano pasado, cuando Sergio firmó un segundo contrato con el Ciudad de Plasencia. En teoría, al final del tercer año de ese compromiso debía volver a la Unión. "Mi hijo llegó a preferir dejar el fútbol antes que permanecer a las órdenes de José Andrés Grande", cuenta el padre del futbolista, José Luis Sánchez, que halaga la disposición del Ciudad: "es quien le ha dado la oportunidad de jugar".El dinero también es motivo de discordia. Según el Plasencia, el Ciudad ha cobrado 1.800 euros (300.000 pesetas) por el traspaso, algo que es negado desde la otra parte.

"Recibiremos la mitad de un futuro traspaso y la parte correspondiente a los derechos de formación",