Fue Valentino Rossi quien obligó a Yamaha a construir un muro en el box del equipo entre él y Jorge Lorenzo. El Doctor no quería que Giorgio supiese cómo trabajaba. Ese muro no ha servido de nada. Es más, se ha convertido en un problema. El 2010 ha empezado, de nuevo, con la prohibición, por parte del italiano, de no ceder sus datos a Lorenzo.

Sin embargo, ha tenido la desgracia de que la Yamaha de Lorenzo, preparada por Ramón Forcada, ha ido mucho mejor que la suya en Qatar (pese a la victoria de Rossi) y, por supuesto, en los trazados de Jerez y Le Mans, donde el bicampeón mallorquín ha terminado por humillar a Rossi.

El campeonísimo italiano ha expresado a su técnico Jeremy Burgess y a gente de su confianza su preocupación porque Lorenzo es "una roca" a nivel mental. Rossi, que destrozó con estrategias psicológicas fuera de la pista a Max Biaggi, Sete Gibernau e, incluso, a Dani Pedrosa, "acaba de encontrar al rival que puede acabar con su dominio, el adversario que jamás ha tenido, y le teme", explicó ayer el italiano Enric Borghi, biógrafo de Rossi, a EL PERIODICO.

Victoria cómoda

"Creía que me iba a costar más pasar a Valentino en carrera, pero he visto que ha sido mucho más fácil de lo esperado", dijo Lorenzo, que sigue haciendo celebraciones originales. En Le Mans, el bicampeón se sentó sin ningún pudor ante la pantalla más grande y, mientras comía palomitas, quiso saber "qué sienten los espectadores al ver a los pilotos correr, ganar, celebrar las victorias".

Cuando Carlo Pernat, en Italia-1 TV, le preguntó a Rossi qué le dolía más, si perder o la celebración de Lorenzo, Vale dijo: "Jorge hace celebraciones que yo hacía hace 10 años". El Doctor parece tocado. Y hay quien teme que le pida ayuda a Yamaha. Lorenzo no teme jugarretas. "Confío en Yamaha", dijo el mallorquín.

"Yo soy piloto, no político. La fuerza se demuestra en la pista. No creo que Vale pida volver a compartir los datos. Quedaría muy en evidencia", remarcó, con la seguridad de un líder de Mundial.