El anunciado adiós de David Beckham del Real Madrid es un paso más del cierre de la galaxia blanca y el inicio del fin de la carrera de un futbolista, convertido en icono publicitario, que pasa del hambre de títulos a un retiro de oro en Estados Unidos.

David Robert Joseph Beckham (2-5-1975, Leytonstone) fichó por el Real Madrid el 1 de julio de 2003. Una cantidad cercana a los 35 millones de euros pusieron fin a su guerra con Alex Ferguson en el Manchester United, separándole del club de su corazón para jugar en el equipo de sus sueños.

Así bautizó al Real Madrid en sus primeras palabras en la presentación con mayor expectación de la historia madridista. Ante 500 periodistas, radiante con americana azul, un peinado que puso de moda y su imborrable sonrisa, dijo en castellano: "Gracias y hala Madrid". Cuatro años después habla pocas palabras más de un idioma que sigue sin aprender.

Los inicios futbolísticos de Beckham comenzaron a adquirir seriedad el 8 de julio de 1991, cuando pasó a engrosar las categorías inferiores del Manchester United, donde ganaría la final de la Copa de Europa de 1999 con una remontada histórica ante el Bayern de Múnich.

Su ejemplar carrera futbolística comenzó a verse salpicada por su irrupción en la prensa rosa tras contraer matrimonio con Victoria Adams, la famosa y millonaria pija del grupo Spice Girls. Beckham comenzó a tener dos caras. La inmaculada sobre el terreno de juego, siempre profesional, amante del fútbol y con una entrega ejemplar, y la controvertida fuera del deporte donde sus romances y cada paso que ha dado, han rellenado portadas y horas de televisión.

Dudas en el juego

Tras ganar cinco Ligas inglesas, una Copa de Europa, una Intercontinental, dos Copas de Inglaterra y dos Copas de la Liga, el huracán Beckham aterrizó en Madrid y su fama de mejor asistente del mundo desde la derecha y lanzador de faltas comenzó a someterse a examen.

Se convertía en el cuarto galáctico de Florentino Pérez. Le precedieron Luis Figo, Zinedine Zidane y Ronaldo, ninguno ya presente en el Real Madrid salvo el brasileño, que ya prepara su adiós. Su carrera de cuatro años en el Santiago Bernabéu se salda por ahora con su único título, la Supercopa de España ante el Mallorca.

De convertirse en estrella mundial en la banda derecha pasó a ser un jugador más, de raza y pelea, en el centro del campo, sufriendo como el mayor madridista, cada fracaso de los últimos tres años sin títulos que ha vivido el Real Madrid.

Hasta ahora ha jugado un total 148 partidos entre Liga, Liga de Campeones, Copa del Rey y Supercopa de España, y ha marcado 19 goles. Su marcha rompe una sociedad que facturaba miles de millones en todo el mundo.