Alberto Contador lleva medio Tour recalcando que lo que más le apetece es celebrar su actuación en el Tour con su gente y hoy, por fin, tendrá su recompensa. Pinto se volcará con su más ilustre ciudadano y preparará una gran fiesta que comenzará en cuanto su avión aterrice en Madrid. Contador, que ayer celebró el éxito con su equipo en una fiesta privada en París, será recibido por sus paisanos en el aeropuerto antes de desplazarse a su pueblo con escala previa en la capital.

Pinto se vuelca

El campeón aterrizará en Barajas sobre las 14.30 horas y allí mismo empezará a ser consciente de lo que ha hecho. El Ayuntamiento de Pinto ha fletado autocares para que, desde el primer momento, el campeón reciba la dosis de cariño que no ha tenido en Francia. Dado que el municipio cuenta con 43.000 habitantes y que la euforia desatada es bárbara, se prevé una recepción espectacular. Desde allí partirá hacia la Puerta del Sol y será recibido en la sede de la Comunidad por su presidenta, Esperanza Aguirre.

Superado el trámite, llegará el momento más emocionante para el corredor: una entrada triunfal en Pinto, parlamento desde el balcón del ayuntamiento y mucha fiesta. Como aperitivo, unas 1.500 personas --algunos miles más según la alcaldesa-- se reunieron ayer en el pabellón Príncipes de Asturias de Pinto para ver su coronación con la Torre Eiffel como testigo.

Made in USA

Por las gradas de invitados del Tour se dejaron ver ayer amigos y familiares del ciclista. Entre ellos Fran, su hermano mayor, que prometía una fiesta de órdago. "El todavía no es consciente de lo que le espera allí". El hermano del campeón no estaba preocupado por la invasión de pinteños en París: "Cuando vine pensé: A ver si no va a haber allí nadie que lo organice. Pero no, hay mucha gente montando la fiesta".

Fiesta que, de hecho, empezó el sábado por la noche en el hotel de Champniers donde dormía el Discovery Channel, muy cerca de Angulema. Eso sí, no hubo ni langosta ni caviar ni ostras. El equipo americano celebró la victoria en el Tour --y el tercer puesto y la etapa de Leipheimer-- al más puro estilo americano. Mecánicos y demás miembros del conjunto estadounidense se acercaron al McDonalds y salieron cargados de bolsas de hamburguesas. Big Mac, McPollo y patatas fritas, ese fue el menú de la victoria. Regado, eso sí, con abundante champán francés.