Puede que los jefes de Mercedes se enfurezcan, es muy posible que Lewis Hamilton y Nico Rosberg aparquen incluso los saludos forzados, pero la F-1 necesita de este duelo tan duro como maravilloso y que, irremediablemente, recuerda al de Ayrton Senna y Alain Prost a finales de los 80. No se puede pedir más. Dos pilotos que disputan la victoria en la última vuelta, los dos hombres que batallan por el título, los dos compañeros que no se soportan desde que competían en kárting. La última vuelta del GP de Austria puso el lazo a una carrera trepidante en la que Ferrari volvió a fallar y en la que Carlos Sainz demostró, con otra primorosa remontada desde la 16 posición a la octava, lo bueno que es y será. Una más. Por eso, en Maranello (Ferrari), se han fijado en él; por eso Renault se lo quiere llevar a toda costa de Toro Rosso.

EL ENFADO DE LOS JEFES Sainz fue uno de los animadores de una trepidante carrera que no acabó con la bandera a cuadros sino cuando Toto Wolff golpeó con un puñetazo la mesa del box de Mercedes. No se lo podía creer. Sus dos coches, sus dos pilotos, de nuevo chocando entre sí, como cuatro grandes premios atrás en Barcelona. "Sin cerebro", dijo. "No merece más comentario". Hamilton era líder de la carrera con una estrategia inicial a una parada. Rosberg remontaba desde la séptima posición con estrategia a dos paradas. Pero un fallo en el pit stop de Hamilton le hizo perder el liderato frente a su compañero. La entrada del coche de seguridad igualó las estrategias para ambos. Los dos tenían que hacer un nuevo cambio de ruedas en la parte final, y la hicieron. Rosberg con un compuesto más blando sufriría solo al final. Y así fue. Hamilton le dio caza a falta de una vuelta. Tenía solo dos oportunidades, dos buenas frenadas, dos zonas de adelantamiento. Y no dudó, atacó en la curva dos.

"Nico se defendió en la curva 2, estaba por el interior, pero los frenos no respondieron. El freno electrónico no funcionó tampoco". Wolff disculpaba así a Rosberg de irse largo e impactar con Hamilton cuando ambos estaban pareados. "Sé que Nico tenía un problema con los frenos, esto está claro. Pero después de eso, ¿por qué tuvieron que golpearse? Creo que la culpa fue de Nico", apostilló Niki Lauda, otro de los jefes de Mercedes. Ya lo ven, hasta los jefes se enfrentan.

Rosgerg recibió una sanción de 10 segundos por su maniobra, aunque conservó la cuarta posición.

Mientras, Fernando Alonso vivió un nuevo calvario. Suma otra carrera más sin terminar.